¡El Espíritu Santo es una persona!

Si bien, ya tenemos claro que el Espíritu Santo es Dios, ahora quiero que podamos entender, que Él es una persona. Cuando Jesús se refirió a Él, usó el pronombre “Ekeinos” que sólo se usa para las personas, si hubiera referido a un espíritu, un viento, un fuego o una paloma, hubiera usado otro pronombre. Jesús no habló de “eso o ese”, sino de “Él”.

Analicemos ahora, algunos aspectos que nos comprueban que el Espíritu Santo es una persona, y esto lo sabemos porque tiene intelecto, Él conoce lo profundo de Dios que nadie más sabe y lo profundo del hombre, que a veces ni sabemos cómo orar, pero Él que sabe todo, esto lo leímos en 1 de Corintios 2:11 “Porque ¿quién de los hombres sabe las cosas del hombre, sino el espíritu del hombre que está en él? Así tampoco nadie conoció las cosas de Dios, sino el Espíritu de Dios”. Él, nos ayuda a orar e intercede por nosotros (Romanos 8:26), es llamado Espíritu de sabiduría, de inteligencia y de conocimiento (Isaías 11:2). Así que, si fuera una fuerza, un viento o un fuego, no tendría la capacidad de pensar.

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