EL EVANGELIO PARA LAS MUJERES

Mediante su énfasis sobre el protagonismo femenino en relación con la vida y el ministerio de Jesús, Lucas muestra de qué manera tan extraordinaria el Señor dignificó a las mujeres como seres humanos plenos.

Lucas menciona a trece mujeres, que no aparecen en ninguno de los otros Evangelios. El relato del nacimiento de Jesús, por ejemplo, está escrito desde la perspectiva de María y tiene un toque bien femenino.

Varias mujeres son las principales protagonistas de las ilustraciones que Jesús utilizó en sus enseñanzas. También María Magdalena, y las hermanas Marta y María son personajes destacados en las narraciones del Evangelio. Además, las mujeres fueron testigos de primera de la muerte y resurrección del Señor.

Recordemos que Lucas conocía muy bien el lugar marginal y opresivo que ocupaban las mujeres en la sociedad grecorromana. Ellas eran consideradas como objetos, carecían de reconocimiento social y cultural, y si eran esclavas valían mucho menos que los esclavos.

Asimismo, la actitud judía hacia las mujeres, fuera de la enseñanza de las Escrituras, era discriminatoria y degradante. Muchos rabinos no les enseñaban a las mujeres, ni siquiera les hablaban.

Pero, según la Biblia, tanto la mujer como el varón representan al ser humano y fueron creados por Dios, «a su imagen». Por eso, sojuzgar la tierra y asociarse con Dios en la tarea de la creación de vida corresponde a la mujer y al varón (Génesis 1.27-28).

Lucas describe el trato de Jesús hacia las mujeres de una manera diametralmente contraria a las normas sociales de su época. Este retrato tiene que ser suficiente para que reconsideremos nuestras actitudes y conductas, especialmente, dentro de las iglesias.

Jesús no desvalorizó ni discriminó a las mujeres. Él vino a dar su vida por todos. De hecho, el apóstol Pablo enseñó que en Cristo ya no hay «varón ni mujer; porque todos [somos] uno en Cristo Jesús» (Gálatas 3.28).

Lucas comprendió esto mejor que ningún otro evangelista. Nosotros deberíamos tener la misma perspectiva mientras servimos al Señor como iglesia y nos comprometemos con él en la proclamación y manifestación del reino de Dios.