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¿Alguna vez te has puesto a pensar en el poder que tienen tus palabras? Ya sea que las hayas usado para animar a un amigo que estaba sufriendo o para presentar un proyecto frente a tu clase, tus palabras pueden ser muy poderosas, tanto en forma positiva como negativa. Del mismo modo, cuando compartimos nuestra fe con los demás, nuestras palabras tienen poder. Este versículo dice que nuestra fe se ha transmitido y compartido durante generaciones. Se ha contado y transmitido a través del poder de las palabras de otras personas. ¡Y eso es algo que podemos continuar hoy en día! Si usamos nuestras palabras para contarle a los demás las cosas buenas que Dios ha hecho, esto no sólo ayudará a que la fe de otra persona crezca, sino que puede ayudar a que nuestra fe también crezca. ¡Y eso es algo verdaderamente genial! 

Entonces, ¿qué cosa buena ha hecho Dios sobre la que quieras contarle a alguien?