[Grandes versos] Los diez mandamientos: Una expresión de la Palabra Muestra

¿Cuál es tu imagen de Dios?

El primer mandamiento nos advierte que no adoremos a dioses falsos. El segundo mandamiento nos advierte que no adoremos al verdadero Dios de una manera falsa. No adores a Dios con ídolos o imágenes.

El problema con las imágenes es simple. Cualquier imagen de Dios inevitablemente reduce a Dios a menos de lo que realmente es. Cualquier ídolo oscurece inevitablemente la gloria de Dios.

Es vital que veamos a Dios como él es: grande, amoroso, infinito, soberano y misericordioso. Si no veo a Dios como él es, en toda su gloria, entonces no adoraremos, amaremos, confiaremos ni disfrutaremos de él como debemos.

Es por eso por lo que, en la frase inicial de su libro The Knowledge of the Holy, (El conocimiento del Santo), A.W. Tozer escribió: «Lo que viene a nuestras mentes cuando pensamos en Dios es lo más importante para nosotros». Durante años, luché con mi visión de Dios. Tendía a ver a Dios como maravilloso, grande, santo y soberano. Pero en mi corazón, no lo veía como bondadoso, amoroso, perdonador o gentil, y esta visión distorsionada de Dios me lastimó. ¡Cómo me dolió! Estranguló la vida y el gozo de mi relación con Dios. Todavía no he llegado a lo que mi visión de Dios es, pero voy bien en el viaje. Cada día veo a Dios cada vez más como él es, lleno de afecto implacable y gracia abundante.

El segundo mandamiento, como los diez mandamientos, es por nuestro bien. Nos dice que Dios no nos ha dado imágenes tangibles para revelar quién es él. Más bien, él nos ha dado su Palabra.

Para ver a Dios como realmente es, lee la Palabra de Dios. Todos los días, abre la Palabra de Dios y encuéntralo allí en las páginas de las Escrituras. Mira a Dios como realmente es, en toda su gloria y gracia resplandecientes.