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Sin límites
Como seres humanos, llegamos a espacios en los que las limitaciones que tenemos nos hacen detenernos. Es en esos momentos que la conciencia de quiénes somos nos habla acerca de nuestros propios límites. No podemos seguir la vida sin el descanso o la alimentación adecuada, no podemos levantar en alto algo para lo cual no tenemos la fuerza necesaria. No podemos cambiar aquellas cosas que requieren algo más que nuestros deseos de cambiarlas. En fin, no hay duda alguna de que nuestra humanidad tiene límites.
Con esa conciencia y en una actitud humilde, nuestros ojos se levantan hacia el Omnipotente, el Dios nuestro, infinito en poder. Sólo desde una perspectiva clara de nuestros límites podemos dirigir nuestra mirada al que todo lo puede y descansar en sus palabras: “He aquí que yo soy Jehová, Dios de toda carne; ¿habrá algo que sea difícil para mí?” Jer. 32:27
La verdad es que, mientras más amplia sea nuestra visión de Dios en nuestras vidas más claro tendremos lo infinitamente poderoso que es nuestro Dios. En las circunstancias que se presentan ante nosotros y para las cuales no vemos ninguna salida, (porque humanamente hablando no la hay), Dios abre el mar frente a nosotros.
Dios atiende tanto nuestras pequeñeces, como esos asuntos monumentales que quedan fuera de nuestro alcance. Eso es así porque tanto para lo uno como para lo otro, Dios tiene todo el poder. No olvidemos que es Él quien sostiene este universo que tuvo a bien crear. Recordemos que su poder se perfecciona en nuestra debilidad y que “He aquí que no se ha acortado la mano de Jehová para salvar, ni se ha agravado su oído para oír.” Is. 59:1
Cuando contemplamos la infinitud de nuestro Dios de la manera que nuestro limitado razonamiento puede hacerlo, se prende una luz de esperanza en nuestro ser. Es allí, desde esa contemplación de su grandeza, que volvemos a creer que lo imposible puede ser posible. Por eso Ana derramó su alma delante de Aquél que podía hacer que concibiera un hijo a pesar de la esterilidad de su matriz. Ella miró al Omnipotente.
Cuando Dios dice: “En las alturas abriré ríos, y fuentes en medio de los valles; abriré en el desierto estanques de aguas, y manantiales de aguas en la tierra seca”, nos está diciendo que Él va a intervenir y que tiene el poder para hacerlo.
Nuestro Dios no tiene límites, Jesús mismo lo declaró, cuando dijo: “Para los hombres es imposible, mas para Dios, no; porque todas las cosas son posibles para Dios.” Mr. 10:27
¡Qué reconfortante verdad! Cuánto alivio nos da saber que siempre podremos acudir a Aquél que todo lo puede y que se deleita en ayudarnos. Saber que Dios nos da todas las cosas a los que estamos en Cristo, que todo obra para bien de los que le amamos y que Él hace todas las cosas posibles, nos llena el alma de esperanza y nos ayuda a seguir creyendo, sabiendo que todo lo podemos en Cristo que nos fortalece. ¡A Él sea toda la gloria!
Agradezco al pastor Jonathan E. Riddering por su colaboración en el diseño gráfico.
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Acerca de este Plan
Dios no escatimó a su propio Hijo sino que lo entregó por todos nosotros, la mayor evidencia del amor de Dios por la humanidad. Hablando de esa entrega, Pablo hace una importante pregunta, “¿Cómo no nos dará también todas las cosas?” La pregunta que nos tenemos que hacer es ¿Qué son todas las cosas? No sólo las que Él nos da en Cristo sino las que damos nosotros a Él.
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Nos gustaría agradecer a Grettchen Figueroa por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: http://facebook.com/GrettchenStage