[5 Conversaciones Con Cristo]tres Pasos Para Convertirse en La Persona Más HumildeMuestra

Nuestro Humilde Señor

El apóstol Pablo enseñó a los creyentes en Romanos 12:3 a no pensar en sí mismos más alto de lo que debían, sino a pensar en sí mismos con cordura y sensatez, de acuerdo con la fe que Dios les había concedido. Este versículo se puede resumir con una sola frase: sé humilde. Pablo también exhortó a los cristianos a valorar a los demás por encima de ellos mismos y a poner a los demás antes que a sí mismos.

Para llegar a un juicio equilibrado se necesita humildad, por lo que no deberíamos tener más alto concepto de nosotros mismos que el que debemos tener. Pablo nos invita a ser sobrios, lo que también significa estar despiertos. Él nos exhorta a que debemos ser conscientes de no jactarnos, no enorgullecernos de nuestros logros y no buscar ser vistos o reconocidos.

Jesucristo es el mayor ejemplo de humildad. Filipenses 2:7–8 describe a Jesús como el epítome de la humildad, porque afirma que Cristo Jesús siendo Dios por naturaleza, no consideró la igualdad con Dios como algo a que aferrarse; «sino que se despojó de sí mismo tomando la naturaleza misma de un siervo, siendo semejante a los humanos, y se humilló haciéndose obediente hasta la muerte de cruz». ¡Qué manera de demostrar que Cristo no se aferró a su deidad, sino que decidió ser humilde hasta la cruz! Si Jesús no hizo uso de su autoridad y poder divinos, nosotros tampoco deberíamos aferrarnos a nuestras posesiones o jactarnos de nuestras capacidades o logros. Debemos aprender a ser humildes, a poner a los demás en primer lugar y a anteponer sus intereses a los nuestros. Sin embargo, esto es contrario a nuestra naturaleza pecaminosa. Nacimos con una naturaleza egoísta y orgullosa, una que necesita ser crucificada. Cada lucha que experimentamos con otra persona debe afrontarse con humildad. Debemos afrontar las injusticias con humildad, pero también con la seguridad de que el humilde será exaltado.

La pregunta es: ¿Cómo podemos vencer nuestra propia naturaleza orgullosa? En primer lugar, debemos reconocer e identificar aquellos casos en los que nos enojamos. La ira es un indicador de que seguro no hemos logrado ceder nuestros derechos y no ponemos a los demás en primer lugar. En segundo lugar, debemos pedirle al Espíritu Santo que nos advierta y nos convenza de pecado. También podemos pedirle a un familiar cercano que nos alerte. Entonces, debemos armar nuestros pensamientos con la Palabra de Dios. Utilice versículos de la Biblia como recordatorios visibles de cuánto el orgullo se interpone en lo que Dios desea hacer en nosotros. Decidamos no interponernos en el camino de Dios. Podríamos obstaculizar sus propósitos si no entendemos que la tarea más importante de la vida cristiana es aprender a ser humildes.

Para mayor información relacionada con este devocional, haz click aquí.