GraciasMuestra
No olvidemos
Cada encuentro que tuvo Jesús cuando estuvo en la tierra con alguna persona fue de gran trascendencia. Tomemos, por ejemplo, su encuentro con el joven rico. Jesús le ofreció la oportunidad de seguirle y ser su discípulo, pero éste eligió sus riquezas. Una fatal decisión que le privó de ser llamado hijo de Dios. Mt. 19:16-22
En el caso de Saqueo, rico y jefe de los cobradores de impuestos, pillo y mal intencionado, a quien Jesús llamó y con el que se sentó a comer en su mesa, la cosa fue diferente. Saqueo abrió su corazón y recibió la salvación, y de su iniciativa decidió dar la mitad de sus bienes a los pobres y devolver cuatro veces más lo que hubiere robado a alguno. Él recibió la salvación que le ofreció Jesús. Lc. 19:1-10
Por otro lado, tenemos el encuentro de Jesús con la mujer samaritana. Con mucha humildad, cansado y sediento, Jesús le pidió agua a aquella mujer. Su petición tenía la intención de ofrecerle a ella el agua de vida. “Si conocieras el don de Dios, y quién es el que te dice: Dame de beber; tú le pedirías, y él te daría agua viva.” Jn. 4:1-29 A ésta mujer Jesús le revela que Él es el Mesías, el Cristo. ¿Cuál fue su reacción? Ir a decir a los de su pueblo que había encontrado el Mesías y recibir el agua de vida que le ofreció.
Es bueno, que vayamos a ese momento en el que nos encontramos con el Maestro. Miremos cómo estábamos, recordemos nuestra experiencia con el Salvador. Démosle gracias porque no le dimos la espalda como hizo el joven rico. Agradezcámosle el que nos haya invitado a cenar con Él y que nos haya dejado ver la necesidad que teníamos de recibir su salvación.
Vayamos a ese tiempo en el que estábamos sedientos, sin esperanza y sin Dios en el mundo. Pensemos en todo lo que Dios hizo para que nos encontrásemos con su Hijo, cuando todavía estábamos muertos en nuestros delitos y pecados.
Algunos han dejado que el tiempo, la rutina, y la propia religiosidad, hayan cubierto de telarañas su experiencia salvadora. Suena fuerte pero es así. Aquel momento de romance, de regocijo por saberse amados, perdonados y salvados, se convirtió en un recuerdo tan lejano que ha ocurrido en ellos lo que le reclamó Jesús a la iglesia de Efeso, “Pero tengo contra ti, que has dejado tu primer amor.” Apc. 2:4
Agradezcamos el amor incondicional de nuestro Salvador y no olvidemos ese encuentro de amor en el que nos alcanzó, nos redimió y nos hizo aceptos en el Amado.
Acerca de este Plan
El corazón agradecido puede encontrar siempre razones para elevar una alabanza y dar gracias. En este plan de cinco días nos iremos juntos a recorrer el camino del agradecimiento genuino, que va más allá de las circunstancias, y que descansa en las bendiciones recibidas por el Padre celestial. Iremos un poco más allá de la palabra “Gracias”, para entrar un poco en la profundidad de una experiencia del genuino agradecimiento.
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Nos gustaría agradecer a Grettchen Figueroa por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: http://facebook.com/GrettchenStage