La Importancia de la OraciónEjemplo

Semana 3 - Día 5

Ora Sabiendo que el Espíritu Intercede

Lectura: Romanos 8:26–27

DEVOCIONAL: Romanos 8:27

"Pero el que examina los corazones sabe cuál es la intención del Espíritu, porque intercede por los creyentes conforme a la voluntad de Dios."

¡Qué consuelo es saber que incluso cuando no sabemos qué orar, el Espíritu Santo ora por nosotras!

Hay momentos en la vida en los que no sabemos qué orar. O estamos paralizadas por la emoción, inseguras de lo que queremos o de la voluntad de Dios, o no sabemos cómo expresar nuestras necesidades. Es en esos momentos que una amiga de confianza puede acompañarnos y orar por nosotras. Las oraciones de una amiga que conoce y comprende tu situación pueden ofrecerte un gran consuelo y paz cuando no sabes qué orar.

Pero aún más reconfortante es saber que el Espíritu Santo siempre está orando por ti. Él comprende tu debilidad. Él sabe qué orar y cómo expresarle tus necesidades al Padre, de maneras que tú no comprendes. Él escudriña tu corazón, siempre intercediendo por ti. Y ora por ti según la voluntad de Dios.

¡Qué privilegio increíble que el Espíritu Santo ore por nosotras! Él es completamente Dios, un miembro activo de la Trinidad, en constante unidad con Dios Padre y Dios Hijo. Dios mismo está intercediendo por nosotras, elevando nuestras necesidades de acuerdo con Su voluntad. ¡Qué verdad tan increíble!

El Espíritu Santo es nuestro Consolador y nuestro Abogado. Él está trabajando en nosotras para hacernos más como Cristo, alineando nuestros pensamientos, emociones y comportamientos con Dios a través de la oración. Cuando nos rendimos al Espíritu Santo, podemos estar seguras de que estamos alineadas con la voluntad de Dios.

Oración

Dios Padre, te agradezco por Tu regalo del Espíritu Santo, quien me ha enseñado más sobre mí y sobre Ti de lo que jamás hubiera imaginado. Ayúdame, Señor, a permanecer sujeta al Espíritu Santo para que pueda permanecer alineada con Tu voluntad para mi vida. Gracias por amarme tanto que me has regalado mi propio Maestro, Guía, Abogado y Consolador. En el nombre de Jesús, amén.