[La Vida De David] Más Grandes Son, Más Fuertemente CaeránMuestra
Batallas cercanas
En nuestras vidas como seguidores de Cristo, nuestra primera batalla puede ser una batalla cercana. Puede que haya algunas batallas cercanas y personales que debamos librar antes de llegar a nuestro Goliat. Puede ser que aquellos cercanos a nosotros no quieran que caminemos con Dios. Puede ser un problema con nuestro cónyuge, nuestros padres, nuestros hijos, personas de nuestro lugar de trabajo o nuestro jefe. Cuando elegimos seguir a Cristo, es posible que nuestra primera batalla sea con alguien cercano a nosotros. Sin embargo, aun cuando elegimos seguir a Dios, debemos honrar a nuestra familia. Honrar a nuestra madre y a nuestro padre. Debemos hacer todo lo posible por estar en paz con todos, y en todo esto, seguir caminando con Dios y mantener nuestros ojos en Jesús. Y quién sabe, el Señor podría traer a nuestros familiares a sus pies junto con nosotros. Nuestro primer gigante puede ser un gigante o un Goliat, de familiares o amigos.
Esto mismo ocurrió con David. Su batalla cercana antes de enfrentarse al gigante fue su hermano Eliab. Este no había sido ungido como rey, el profeta lo pasó por alto, y estaba celoso y amargado. Aun así, David no tuvo miedo de sobreponerse a él para seguir a Dios. Tú no tienes que tener miedo de seguir a Dios sin importar la situación de tu familia. Camina con Dios y confía en que Dios hará lo queélquiera. Él se encargará de nuestras batallas si ponemos nuestra confianza enély siempre hacemos lo correcto.
Eliab atacó a David. Atacó sus motivos, su habilidad y su corazón. 1 Samuel 17:28 dice: «Pero cuando Eliab, el hermano mayor de David, lo oyó hablar con los hombres, se enojó. —¿Qué estás haciendo aquí? —le reclamó—. ¿Qué pasó con esas pocas ovejas que se supone que deberías estar cuidando? Conozco tu orgullo y tu engaño. ¡Solo quieres ver la batalla!». Cuando Eliab le preguntó por qué estaba allí, en la línea de batalla, estaba atacando los motivos de David. Y además, atacó su habilidad como pastor al preguntarle quién estaba cuidando sus pocas ovejas. Seguido a esto, atacó su corazón. Era su hermano mayor y no paraba de atacarlo.
Cuando alguien ataca nuestras habilidades, podemos sobreponernos fácilmente. Sabemos que no somos los mejores, pero nos presentamos y damos lo mejor de nosotros mismos y dejamos que Dios se encargue del resto. Pero cuando alguien cercano a nosotros ataca nuestros motivos o nuestro corazón, puede ser hiriente. Recuerda que es Dios quien ve y conoce nuestro corazón y nuestros motivos. Él puede sanar nuestras heridas. Solo tenemos que confiar en Dios.
Escrituras
Acerca de este Plan
¿Cuál es uno de los gigantes de tu vida? Entrégaselo al Señor, y confía en que, a su tiempo y en su poder, el gigante de tu vida caerá. ¡La victoria está en el Señor!
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Nos gustaría agradecer a Gregg Matte por proporcionar este plan. Para mayor información por favor visite: https://houstonsfirst.org/