¡Ha resucitado! La realidad de la resurrecciónMuestra

¿Qué significa la resurrección?

En 1 Corintios 15 el apóstol Pablo, el mismo testigo del Cristo resucitado, imaginó las implicaciones de una realidad en la que Jesús no hubiera resucitado. Es un pasaje escalofriante que dibuja un cuadro de un mundo lúgubre y sin esperanza alguna. Él dijo que, si Jesús sigue estando muerto, la predicación y la fe son inútiles (v. 14), los discípulos son falsos testigos (v. 15), todos seguimos en nuestros pecados (v. 17), los muertos se han ido para siempre (v. 18), y los que creen son los más dignos de conmiseración de todos (v. 19). Pero después, en el versículo 20, Pablo cambió el tono con esta asombrosa declaración que marca toda la diferencia: “Lo cierto es que Cristo ha sido levantado de entre los muertos” (NVI). Los primeros cristianos se saludaban entre ellos ¡con las palabras de Pablo! En lugar de decir “hola”, un creyente decía: “Cristo ha resucitado”, y el otro respondía: “¡Sin duda ha resucitado!”.

¡Jesucristo resucitó de la tumba! ¡Sin duda ha resucitado! Y la resurrección fue la vindicación sobrenatural de Dios de lo que Jesús hizo por nosotros. Significa que Jesús es exactamente quien afirmó ser: el Hijo de Dios, enviado al mundo para que pudiéramos tener perdón, plena y gratuitamente. La resurrección significa que Dios aceptó la muerte de Jesús en nuestro lugar en la cruz. Significa que Jesús finalmente venció al pecado, la muerte, el infierno y la tumba. Y, como la muerte no pudo retenerlo porque el pecado no tiene poder sobre Él, y porque Jesús está vivo, ¡tenemos una gran esperanza en Él! La Biblia dice: “Bendito el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que según su grande misericordia nos hizo renacer para una esperanza viva, por la resurrección de Jesucristo de los muertos” (1 Pedro 1:3). Y esa esperanza es una “firme ancla del alma” (Hebreos 6:19).