Sea ValienteMuestra

“Predíquese a Sí mismo”

Cuando piensa en el rey David, ¿piensa en que se predica a sí mismo? La Escritura nos dice que sí lo hizo. Hago lo mismo que hizo el salmista, el hombre que tenía el corazón de Dios.

Estas verdades y promesas son hermosas. Son preciosas e infinitas. El problema se presenta cuando las olvidamos o sucumbimos antes las mentiras del enemigo que dice, “¿En verdad dijo Dios eso?”

Estamos juntos en esto y para que tengamos la victoria en nuestra guerra constante y agobiante contra el temor debemos saber la verdad de Dios, creer en la verdad de Dios, confiar en la verdad de Dios, declarar la verdad de Dios (predicarla a nosotros mismos) y andar en ella.

Pasé un período de aproximadamente dos años en el Salmo 103. Había algo dentro del salmo que resonaba dentro de mí. Día tras día era conducido a regresar a él hasta que lo hube memorizado y hecho parte de mí.

David se predica a sí mismo en este salmo y dice con su boca lo que cree en el corazón y que sabe que es cierto. David declara valientemente la verdad, poder, gracia y misericordia de nuestro Dios Creador—el Dios que perdona cada uno de nuestros pecados y clava nuestra vergüenza en la cruz.

Tengo que compartir las primeras palabras de David. Dígalo en voz alta conmigo:

Bendice, alma mía, a Jehová,

Y bendiga todo mi ser su santo nombre.

Bendice, alma mía, a Jehová,

Y no olvides ninguno de sus beneficios.

Él es quien perdona todas tus iniquidades,

El que sana todas tus dolencias;

El que rescata del hoyo tu vida,

El que te corona de favores y misericordias;

El que sacia de bien tu boca

De modo que te rejuvenezcas como el águila.

Amigos, esas son buenas nuevas. Eso es declarar las buenas nuevas del Evangelio a usted mismo y algunos de nosotros necesitamos declararlas vez tras vez. Medite en este salmo el día de hoy.