Cosas que valen la penaMuestra

DISIDENCIA COGNITIVA

Tengo algunas frases que uso una y otra vez, porque siempre hay alguien que necesita escucharlas. Una de las más populares es esta: "No tienes que vivir como los demás. De hecho, probablemente serás más feliz si no lo haces". Los que siguen a Cristo comprenden esto.

Vivimos en una cultura que nos ruega que nos conformemos. A pesar de sus mensajes variados, nos llama a meternos en un molde. Presiona nuestras mentes para que creamos y nos traguemos sus opiniones, deseos y aspiraciones, aunque la búsqueda que define nuestra cultura no satisface nuestro corazón ni alma completamente. No debemos pensar diferente.

Sin embargo, si nos conformamos, ya no seremos únicos. Perdemos nuestra pasión, nuestra energía. Perdemos la oportunidad de escoger un futuro diferente y ser conformados a la imagen de Cristo. Y, porque estamos tan ocupados persiguiendo las cosas incorrectas, sacrificamos nuestras oportunidades de encontrar algo más grade y más satisfactorio en esta vida.

Mientras tanto, por lo menos para muchos de nosotros, nuestros corazones nos ruegan que vivamos de una manera diferente. Nuestros espíritus nos piden que busquemos nuestra propia pasión. Nuestra alma pide a gritos un sentido. Nuestro interior anhela que vivamos de una manera opuesta a la cultura.

El Apóstol Pablo nos habla de una manera de canalizar este impuso de separarnos del rebaño. "No os conforméis a este siglo", dice "sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta" (Romanos 12:2). Nuestras mentes pueden ser renovadas (transformadas hasta que pensemos como Dios piensa, no como piensa el mundo), mientras nos rendimos al trabajo del Espíritu Santo en nuestras vidas.

Así que vamos, vive en contracultura, sé contrario, no conformista. Apaga el ruido de este mundo. No es necesario que impongamos nuestra singularidad a otros, pero tampoco necesitamos esconderla. Acéptate.

El Apóstol Juan escribió: "Y el mundo pasa, y sus deseos; pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre" (1 Juan 2:17). ¿De qué forma necesitas negarte a tus pasiones y a lo que te atrae del mundo para poder tomar el camino que lleva a la eternidad?