Alabanza... No Címbalo Que ResuenaMuestra
Una Alabanza De Amor
Es muy fácil alzar nuestras manos cuando estamos en la congregación, es fácil cantar himnos de alabanza para nuestro Padre, mientras estamos presentando himnos de alabanza ante su Trono cuando estamos delante de otros hermanos. Es fácil proclamar sus promesas y declarar su Palabra mientras estamos cumpliendo con el compromiso de reunirnos en el Nombre que nos une en torno a su presencia, Cristo Jesús.
Creeríamos que con asumir una postura de rendición en estos momentos ante el Señor, es suficiente sacrificio para presentarnos delante de Él. Sin embargo, Jesús mismo nos da un ejemplo claro de lo que significa ofrecer alabanza agradable ante el Padre, porque cuando Él se entregó por nosotros en el madero, dispuesto a sufrir la muerte que sufrió, no escatimó despojarse de su divinidad y hacerse igual a nosotros como hombres para pagar con su vida lo que nosotros merecíamos en muerte.
Dios quiere que seamos una alabanza de amor, donde la entrega por los demás sea un sacrificio que se avive cada vez más y más en nosotros, de tal manera, que mientras nos damos a los demás en amor podamos morir al egoísmo, al egocentrismo y al individualismo. Cuando Jesús se entregó por nosotros en el madero, lo entregó todo, entregó su vida; por amor al Padre y por amor a nosotros se entregó asimismo como ofrenda y sacrificio, con la acotación de que nosotros no lo merecíamos y que la muerte que Él llevó sobre sus hombros fue por causa de nuestros pecados porque Él aun siendo hombre era santo.
Levantar manos en el altar es fácil, cantar alabanzas también lo es; es fácil pasar como piadosos en ese instante de adoración. Sin embargo, la verdadera adoración es aquella que implica muerte de nuestra carne, de nuestros deseos y en general de nuestro egoísmo, y no hay mejor manera de vivir este sacrificio replicando lo que Jesús hizo por nosotros en el madero, dándonos por amor al Padre y en amor por los demás para manifestar ese mismo amor que hemos recibido. Es cuando el levantar las manos ante el Señor y entonar himnos en honor a su Nombre, cobra valor al momento de presentarnos ante su presencia.
Acerca de este Plan
La alabanza se convierte en un acto de adoración que sobrepasa toda barrera y se convierte en una nota musical agradable a nuestro Padre; en un sonido celestial que surge del sacrificio y del dar a los demás de lo que hemos recibido a través de Jesús. Una alabanza de amor que sube al Trono de nuestro Padre como cántico de olor fragante, es como Él anhela que vivamos.
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Nos gustaría agradecer a Marysela Ocampo O. por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://www.facebook.com/confiadosenJesucristo/