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A veces nos quedamos atascados teniendo pensamientos negativos sobre nosotros mismos: quiénes somos, cómo nos vemos y qué podrían pensar los demás sobre nosotros. ¡A veces parece que estos pensamientos se repiten en nuestras cabezas! Y cuando eso sucede, con el tiempo podemos comenzar a creer algunas cosas bastante hirientes sobre nosotros mismos. ¿Cuál es la mejor manera de luchar contra este tipo de pensamiento? Pablo nos da el secreto en el versículo: fija tus pensamientos en cosas que son verdaderas, puras y hermosas. En otras palabras, ¡concéntrate en las cosas de Dios! Cuando nos enfocamos en ellas, tendremos más espacio para lo que es bueno y menos para pensamientos que no lo son.

Para empezar, escribe algunas cosas que creas que son buenas, hermosas o verdaderas sobre ti.