Caminando a ciegasMuestra

Caminando a ciegas sin pureza

En el capítulo 15 del libro de Mateo, podemos leer cómo Jesús nos describe el legalismo en la que podemos caer, olvidando el principal propósito por el cual hemos sido salvos; es decir, la santificación en la que debemos perseverar para honrar a nuestro Padre, una santificación que se vive desde el interior y se manifiesta hacia el exterior a partir de lo que sale de nuestra boca y de nuestro comportamiento.

¿Qué significa caminar a ciegas sin pureza? Simple, hace referencia a la cantidad de rudimentos y rituales religiosos que hacen creer al hombre que por practicarlos es santo. Sin embargo, fácilmente el cristiano puede convertirse en un simple instrumento de falsa piedad o de activismo religioso, donde las normas que el hombre se ha inventado y que ha adoptado como mandatos de Dios, sin serlo, es lo que prevalece por encima de la verdad escritural y por encima de la vida en santificación a la que somos llamados a poner por obra.

Bien decía Jesús cuando retomó las Palabras de Isaías que hacían referencia al pueblo hipócrita que de labios le honraba pero su corazón estaba lejos de Él, ejerciendo una falsa adoración a través del cumplimiento de enseñanzas e ideas humanas disfrazadas de "espiritualidad".

Lo más importante no es cómo nos vemos por fuera sino cómo estamos por dentro, no es cómo nos ven los hombres sino cómo nos ve Dios, no son las obras que hacemos sino cómo vivimos ante Él, no es lo que hacemos en público "supuestamente" para gloria de Dios, sino lo que hacemos y somos cuando estamos "solos" y únicamente Él nos ve.

De la abundancia del corazón habla nuestra boca y conforme lo que guardamos en nuestro corazón es como en realidad somos y nos comportamos.