Preguntas que nos hace DiosMuestra
Dios pregunta: "¿Qué haces aquí?"
Las preguntas que le hacemos a Dios, normalmente empiezan con, ¿por qué, por qué y por qué? Nuestras preguntas tienen que ver con nuestras circunstancias. Las preguntas que Dios hace son para confrontar cuestiones en nuestros corazones. Nos hace bien callarnos y escuchar lo que Él nos está preguntando.
El profeta Elías luchó por el alma de Israel, pero su batalla más intensa fue contra el desánimo personal. Su enemigo principal fue la desilusión.
Después de todas las maravillas que hizo Dios---el pueblo no cambió y en lugar del avivamiento previsto por Elías, ocurrió lo opuesto: la reina Jezabel enfurecida juró matar a Elías, forzándolo a huir al desierto donde le dijo a Dios que estaba harto, que no podía más y que preferiría morir. Luego cuenta que Elías se durmió, se levantó, comió, durmió, se levantó comió y después caminó cuarenta días hasta el monte de Horeb donde se metió en una cueva.
Horeb significa “desolación". Pero para Dios, Horeb era un lugar donde los asuntos del corazón eran sacados a la superficie. Era un lugar de honestidad y de completa transparencia de corazón.
No había estado mucho tiempo cuando Dios le pregunta: “¿Qué haces aquí Elías?”.
Elías le cuenta cómo ha sido celoso y fiel a Dios, pero que el pueblo no se había arrepentido, que habían matado a todos los profetas y solo quedaba él y lo estaban buscando. Pero no era así.
Dios le quería hablar. Pasó un viento fuerte, hubo un terremoto, hasta fuego pero Dios no le quiso hablar en el ruido. Pasó el susurro de una suave brisa y Elías salió de la cueva y escuchó de nuevo la pregunta de Dios: “¿Qué haces tú aquí, Elías?”.
Elías responde a la misma pregunta de la misma manera: "He predicado mucho, te he servido con todo lo que soy y el pueblo de Israel es lo peor. Te han dejado, han matado a tus profetas y solo quedo yo, y no por mucho tiempo porque me buscan también".
Dios le da da instrucciones para su próximo paso y le informa que quedaban siete mil personas que no habían doblado su rodilla ante Baal. En otras palabras, le dice que las cosas no son tan malas como aparentaban ser.
Nos hace la misma pregunta: "¿Qué haces aquí?". Te pregunta para que puedas evaluar tu verdadera condición espiritual. Y la voz apacible que calmó el corazón de Elías es la misma que nos habla a nosotros cuando salimos de la cueva de desilusión y autocompasión con oído abierto a su susurro. Él pone nuestra situación en perspectiva, nos muestra que hay esperanza y que no todo es oscuro.
La presencia de Dios se acerca cuando nos presentamos a Él con transparencia y honestidad y nos muestra que hay futuro.
Acerca de este Plan
Todos tenemos preguntas para Dios, pero rara vez pensamos en las preguntas que Él nos hace a nosotros. Toma una semana para abrir tus oídos espirituales y escuchar lo que el Señor te quiere preguntar y con corazón sincero contestarle.
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Nos gustaría agradecer a Rebecca M Jacob por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://rebeccamjacob.com/