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Trae a la gente a Jesús

Juan 1:40 dice que Andrés fue uno de los hombres que escuchó lo que dijo Juan y siguió a Jesús. Más tarde, Andrés fue a buscar a su hermano Simón. Le dijo: «Hemos encontrado al Mesías, al Cristo, al ungido».

Andrés llevaba constantemente a la gente a Jesús. Conoces la historia de Jesús alimentando a las multitudes. Estaban sentados en la ladera de la colina con 5 000 hombres, más las mujeres y los niños, que podrían haber sido unas 15 000 personas. Jesús dijo a los discípulos: «Vamos a alimentar a esta gente». Ellos dijeron: «¿Darles de comer con qué?». Pero Andrés les dijo: «Aquí está este chico que tiene dos peces y cinco panes», y se lo lleva a Jesús. Jesús bendice la comida, la multiplica y luego alimenta a los 5 000.

¿Llevamos a la gente a Jesús? Podemos invitarles a la iglesia o a un concierto, o darles un libro o un enlace para que vean un video sobre la fe. Debemos estar constantemente trayendo a la gente a Jesús. No atacar o asustar a la gente, sino amarlos y llevarlos a Jesús, así como hizo Andrés.

Andrés fue a buscar a su hermano Simón y le dijo: «Hemos encontrado al Mesías, al Cristo». Andrés y su hermano eran pescadores, obreros, gente normal. Andrés llevó a Simón a conocer a Jesús. Jesús miró atentamente a Simón. Era como un gato montés, agazapado e inmóvil, fijo en su presa. Tal vez Jesús pensaba: «Este tipo necesita mucho trabajo. Va a ser increíble cuando termine con él, pero ahora mismo está hecho un desastre. Tiene algunos problemas serios, pero es un diamante en bruto».

Entonces, Jesús dijo: «Tu nombre es Simón, hijo de Juan, pero te llamarás Pedro». En el griego original, la palabra significa piedra o más bien una pequeña piedra. En mi opinión, la vida de Simón era un poco rocosa. Jesús sabía que Simón era muy duro. Muchos de nosotros podemos identificarnos con él. El hombre no tenía miedo. Era valiente, pero dijo muchas tonterías y cometió muchos errores. Pero Dios lo utilizó de manera poderosa cuando entregó su vida para servir a Cristo. Dios puede usarte a ti también, poderosamente, mientras seas discípulo de Jesús. Ríndete a Él.