Bienvenidas las crisis

Las pérdidas no son las únicas pruebas que nos toca atravesar, hoy queremos hablarte de las crisis ¿Qué es una crisis? Es una situación que pone en peligro el desarrollo de algo, como tu estabilidad, tu tranquilidad, tu desarrollo, tu crecimiento, en resumen, algo que realmente te importa y te afecta. Pueden venir en forma de falta de trabajo o dinero en casa, peleas con tus papás, problemas entre amigos, una relación de pareja que anda mal, no saber qué vas a estudiar en el futuro, sentir que perdés tu fe en Dios o en la iglesia, una enfermedad propia o de personas que amás, etc. Algo que tienen en común las crisis es que desestabilizan tus emociones.

¿Estás pasando por alguna crisis ahora?

El Salmo 46.1 dice: “Dios es nuestro refugio y nuestra fuerza; siempre está dispuesto a ayudar en tiempos de dificultad”. Veamos en detalle lo que Dios nos aporta en los tiempos de crisis:

1. Refugio: Nahum 1.7 dice “Bueno es el Señor; es refugio en el día de la angustia, y protector de los que en Él confían”. Cuando te invadan la tristeza, la preocupación, o la ansiedad, podés acercarte a Dios con confianza.
2. Fuerza: las crisis nos cansan, y por eso podemos encontrar fuerzas de Dios en la oración, pero también hacer como dice Gálatas 6.2, “Ayúdense unos a otros a llevar sus cargas”, y dejarte acompañar por amigos, líderes, pastores, y también por profesionales.
3. Ayuda: a veces lo que necesitamos son ideas, recursos, y estrategias. Dios nos quiere ayudar en esto. Santiago 1.5a dice “Si a alguno de ustedes le falta sabiduría, pídasela a Dios, y Él se la dará”.

Las crisis son tiempos de dificultad, que pueden terminar en pérdidas, pero también pueden terminar en reconstrucción o renovación. La diferencia entre las crisis y las pérdidas es que en las crisis tenemos un protagonismo mayor que asumir. Sacar lo mejor requiere que intencionalmente nos apoyemos en todos los recursos de los que antes hablamos, que Dios pone a nuestra disposición.

Si miramos la vida de David (uno de los reyes más famosos de la Biblia), él tuvo que enfrentar muchas crisis en forma de enemigos, enfermedad, presiones de todo tipo, su relación con sus hermanos, con sus hijos, etc. Vivió una gran crisis como resultado de sus malas decisiones cuando, después de encapricharse con una mujer casada que vivía en su palacio, mandó a matar a su marido. Sí, pésimas decisiones. A veces las crisis no tienen que ver con malas decisiones que tomamos, otras veces sí. Vengan de donde vengan, siempre nos toca hacernos cargo. En ocasiones, hacerte cargo puede involucrar corregir las malas decisiones tomadas, perdonar, pedir perdón, cambiar de actitud, etc. No es para nada sencillo, pero sin dudas trae un gran aprendizaje, y nos ayuda a trabajar en nuestro carácter.

Si estás atravesando una crisis, o cuando te toque hacerlo, queremos animarte a perseguir todo el aprendizaje que puedas llevarte. Como te decíamos hace un rato, en las crisis vos tenés un protagonismo que asumir. Recordá que Dios te dejó un montón de recursos (los que nombramos y muchísimos más). Rodéate de gente que te ayude. No te quedes mirando cómo las cosas pasan ni tampoco dejes que tus ganas de resolver rápido te hagan llevarte todo por delante. Dejá que Dios utilice esta experiencia como una oportunidad más de moldear tu carácter a la imagen de Jesús.