Cristología Del Nuevo Testamento: Jesucristo Es El SeñorMuestra
La victoria de Jesús: la resurrección
Cuando llegamos a los relatos de la resurrección encontramos el corazón del mensaje cristiano. Las comprensiones referentes al Jesús Maestro, Profeta y Predicador de Galilea, una vez se conocen las noticias de la resurrección, cobran dimensión nueva.
De las narraciones evangélicas se desprende claramente lo siguiente: las apariciones del Jesús resucitado no eran experiencias espirituales, emocionales o visuales, eran encuentros físicos y reales con una persona que había sido crucificada y había muerto, pero que posteriormente había vuelto a la vida. No eran visiones de imágenes fantasmagóricas ni ilusiones ópticas producidas por algún estado alterado de la conciencia o de ánimo.
En efecto, la evidencia literaria estudiada y el análisis teológico de las comunidades cristianas coinciden en que Jesús de Nazaret resucitó de entre los muertos. Si ese es el caso, como evidentemente se expone en los Evangelios canónicos y se presupone en todo el Nuevo Testamento, entonces Jesús, aunque era un personaje histórico real, concreto y definido, no era una persona común. Se trata de un hombre que tenía poder sobre la vida y la muerte.
Por estas razones, los creyentes, desde muy temprano en la historia, comenzaron a reconocerlo como Señor, y a referirse a Él como el Cristo de Dios, el Mesías, el Hijo de Dios, el Hijo de David, y Dios. Esos títulos cristológicos ponen de relieve las diversas comprensiones que tenían de Jesús las primeras comunidades cristianas.
No podemos perder de vista que el fundamento de estas declaraciones, es decir, la resurrección de una persona que había sido ejecutada a la vista de toda la comunidad es muy difícil de creer, entender, comprobar y asimilar. Lo sucedido en Jerusalén con Jesús de Nazaret aquel fin de semana excedía por mucho el nivel de comprensión de los discípulos, sobrepasaba ampliamente la imaginación del liderazgo cristiano inicial, y desbordaba con mucha facilidad los límites del conocimiento que tenían las comunidades primitivas de fe.
No pueden leerse estos relatos evangélicos como eventos históricos comunes y llanos, en efecto, son profundas declaraciones de fe y afirmaciones espirituales intensas. La virtud mayor de estas narraciones no se relaciona necesariamente con la pulcritud redaccional ni con la certeza de los detalles históricos: lo fundamental e indispensable del mensaje cristiano es que la cruz y la tumba no son las palabras finales de Dios para la humanidad: ¡la muerte de Jesús de Nazaret abrió las puertas de la resurrección del Cristo de Dios!
Escrituras
Acerca de este Plan
Jesucristo es el Señor: esa fue la afirmación más poderosa de los primeros cristianos. A través de este plan de lectura de 10 días, podrás descubrir algunos puntos centrales de la cristología (es decir: la reflexión sobre la persona y la obra de Jesucristo), a través de todo el Nuevo Testamento.
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Nos gustaría agradecer a Editorial CLIE por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://bit.ly/3z0GHio