Grandes Héroes De La Fe - Juan El BautistaMuestra

¿Por qué Juan el Bautista es como un modelo para el liderazgo?

Recuerdo como si fuera ayer, hace más de 20 años, cuando escuche por primera vez este versículo de labios de quien fuera mi pastor: “De cierto os digo: Entre los que nacen de mujer no se ha levantado otro mayor que Juan el Bautista” (Mt.11:11).

Si las palabras son vehículos del Espíritu, debo confesarles que estas fueron tan conmovedoras y a la vez tan penetrantes, que sentí que el mismísimo Espíritu Santo recorría todo mi ser, abriéndose espacio, dividiendo mi alma y espíritu, penetrando hasta lo más recóndito de mi ser.

Por un lado, mis pensamientos revoloteaban en mi cabeza, al pensar que este humilde hombre, con aspecto un tanto rupestre, pudiera, en los pensamientos de Dios, ser superior al gran legislador Moisés, e incluso mayor que el gran estratega militar y rey de Israel, David. Ni que hablar del extraordinario Elías, quien con solo una oración y gracias al respaldo de Dios sobre su vida, hizo caer fuego del cielo.

¿Qué es lo que nos estás diciendo, Señor? Acaso Salomón, con todo su dinero, prestigio, poder y sabiduría, no era superior a este harapiento hombre del desierto; me preguntaba.

Por otro lado, mi corazón, mi espíritu me empujaba a corroborar en mi Biblia, una vez más la asombrosa declaración de Jesús, quien colocaba a Juan el bautista por encima de todos los reyes, profetas, sacerdotes, hombres y mujeres de Dios que habían hecho cosas extraordinarias para Él y para Su Reino, antes de Juan el Bautista.

Cuál sería mi sorpresa al descubrir que, seguido de esta sorprendente declaración, Jesús dijo en la misma frase: “… Pero el más pequeño en el reino de los cielos, mayor es que él” (Mt.11:11b).

No sé tú, pero al recordar esto, descubro que he avanzado mucho. He podido despojarme de muchos perendengues o baratijas religiosas, pero que aún me falta camino por recorrer. Porque, en la lógica de Jesús, la verdadera medida del éxito en la vida y en el ministerio o servicio para Dios, cualquiera que este sea; no consiste en los títulos, cargos o fama que hemos logrado gracias al favor de Dios sobre nuestras vidas. Ni tiene nada que ver, si a nuestras reuniones congregacionales nos llegan cien, o mil personas cada fin de semana; ni siquiera se trata de cuántos recursos económicos recogen las iglesias o las fundaciones de índole social o espiritual al final de cada mes. Según el planteamiento de Jesús no es por esto por lo que vale la pena luchar. Lo realmente significativo es que al final de la jornada, Jesucristo esté satisfecho con nuestro estilo de vida y con el fruto que estamos dando para Él, de nuestro trabajo.

Desde la lógica de Dios, las personas exitosas serán aquellas que, al finalizar su servicio, llamado o ministerio para el Señor sobre esta tierra, podamos escuchar la voz de nuestro Señor, quien con los brazos abiertos nos da la bienvenida a Su Reino y a la eternidad con las palabras descritas bellamente en Mateo 25:21: “Ven buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré, entra en el gozo de tu Señor”.

La Biblia usa la palabra Selah frecuentemente en los Salmos para hacer una pausa, pero también se usa como una oportunidad que nos da el texto bíblico para reflexionar; así que, Selah…

Medita en esto.

Sigamos descubriendo en las próximas reflexiones, por qué precisamente fue Juan el Bautista el líder, siervo que recibió las mayores alabanzas para un hombre, salidas de labios de nuestro amado Señor Jesús.