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Grandes Héroes De La Fe - Juan El Bautista

DÍA 5 DE 6

Líderes con corazones de siervos.

“Es necesario que él crezca, pero que yo mengüe" (Jn.3:30).

En la época en la que Juan el Bautista desarrollo su ministerio, una época caldeada por la expectación mesiánica, le hubiera resultado muy fácil presentarse como el gran profeta del nuevo pacto, el ministro de “¡la voz que clama en el desierto!”. Incluso, si hubiera querido y aprovechando las masas, como tantos avivatos que hay; presentarse como si él fuera el mesías, con el fin de atribuirse algo de la gloria que las multitudes estaban dispuestas a brindarle al verdadero enviado de Dios que tanto esperaban.

Pero no, aunque muchos israelitas creyeron ver en Juan el bautista, al mesías profetizado en los textos bíblicos. Algo que me encanta de Juan es verle luchar, una y otra vez, de una manera clara y consistente, con el fin de eliminar las dudas que sus seguidores pudieran albergar con relación a su llamado, su ministerio, y su relación con Jesús.

“Yo no soy digno de desatar las correas de sus sandalias”, “yo necesito ser bautizado por ti” y “es necesario que Él crezca y que yo mengue” con estas palabras, él se aseguraba en dejarle claro a toda su audiencia, que él no era el protagonista, el protagonista era otro. Que él desempeñaba un rol importantísimo en la implementación del proyecto de Dios para con la humanidad, pero que, en definitivas cuentas, el gran protagonista era Jesús y que él, tan solo era un siervo de Dios.

Lo anterior me permite presentar la cuarta característica que debe tener un líder, siervo del Señor. La humildad del bautista, como la de cualquier otro líder espiritual, no se debería medir por el cargo, el rango de autoridad, el tipo de ropa que viste o el auto que conduce (si es que tiene uno). Si no por el lugar en el cual el líder busca colocarse con relación a Jesucristo.

Debemos constantemente asegurarnos en nuestro servicio para Dios, que las personas a las cuales ministramos sean atraídas hacia Jesucristo y no hacia nuestra personalidad, carisma, unción o don particular, que sabemos, Dios por gracia, ha depositado sobre nuestras vidas. El Bautista nos da un claro ejemplo sobre este asunto.

La verdadera grandeza de la labor que hagamos para el Señor consistirá siempre en exaltar a Jesucristo para que se cumplan las palabras que Él mismo dijo y están registradas en el Evangelio de Juan: “Y yo, si fuere levantado de la tierra, a todos atraeré a mí mismo" (Cap.12:32).

Es triste ver a líderes que llegaron a crecer tanto, a tener tanta influencia, recursos económicos, y a ser tan alabados por los demás, que, por orgullo, se envanecieron. Dejaron de cultivar un corazón de siervo y terminaron creyéndose el autoengaño, que era por sus talentos, habilidades y carisma que llegaron a la cúspide; y al final, la arrogancia fue el comienzo de sus estrepitosas caídas (Stgo.4:6).

La mejor ancla que he descubierto para mantenerme seguro en el difícil camino de la humildad en el ministerio, es la de intencionalmente ser un líder con corazón de siervo.

Día 4Día 6

Acerca de este Plan

Grandes Héroes De La Fe - Juan El Bautista

Cada semana, en algún lugar del mundo, se realizan seminarios, talleres y conferencias relacionados con algún asunto del liderazgo. La iglesia, por su parte, hace lo propio con el fin de capacitar y empoderar a hombres y mujeres que desean servir al Señor en algún área del ministerio. Descubramos algunos principios espirituales extraídos de la vida de Juan el Bautista como un modelo para el liderazgo.

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Nos gustaría agradecer a Conociendo a Dios por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: http://conectar.conociendoadios.net/