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SOBRE TENER EL BAÚL VACÍO…

En todo tiempo estamos desistiendo de una cosa pero también obteniendo otra. En este caso hay que soltar el pasado para tener espacio para lo que Jesús nos quiere dar. Si nos aferramos a algo simplemente por el hecho de no perder o porque estamos satisfechos con eso no damos entrada a lo nuevo, y lo que viene es mucho mejor. Hay que vaciar el baúl para aceptar el Fruto del Espíritu que Dios nos regala.

De dicho Fruto, proviene la misma presencia de Dios y Su forma de ver al mundo y amarlo.

2 Corintios 3:18: Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma semejanza, como por el Espíritu del Señor.

Si queremos seguir Su camino y ser cada día un poco más como Jesús es esencial contar con este punto. Porque nosotros como humanos racionalmente no comprenderíamos Sus obras si no estamos en Su misma sintonía.

La fe sin obras está muerta (Santiago 2:14).

Quién está enlazado con el Señor es llenado por Él, y Juan 15:5 especifica que esa persona dará fruto porque apartados de Él nada podemos hacer. No podemos alcanzar nuestra propia salvación, ya que por gracia de Dios nos es dada, no hay mérito ninguno que podamos hacer para ganarla.

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No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete (Mateo 18:22).

En el pasaje anterior Jesús habla sobre la importancia de perdonar indefinidamente, pero podemos aplicar esta metáfora en la cantidad de veces que debemos aceptar a Jesús en nuestras vidas.

Acoplarnos a Él no tiene fecha de caducidad ni límite de oportunidades, es una bendición como cristianos hacerlo regularmente, por más tiempo que transcurriese es importante tener el deseo de entregarse al Señor, día tras día, no es acto de una sola vez.

Lo es también, ser agradecidos en cuanto es Dios para con nosotros.

Mas gracias sean dadas a Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo (1 Corintios 15:57).