Eligiendo a Dios en Lugar De Las Cosas Del MundoMuestra

Lectura: Génesis 43; 1 Pedro 3:8–9

EOAO: 1 Pedro 3:8–9

“En fin, sed todos de un mismo sentir, compasivos, y amaos fraternalmente. Sed misericordiosos y amigables. No devolváis mal por mal, ni maldición por maldición. Al contrario, bendecid, pues sabéis que fuisteis llamados a heredar bendición".

En el Texto

En su primera visita a Egipto, los hermanos reconocieron su culpa y se arrepintieron por la forma en que trataron a José, aunque no tenían idea de que lo estaban enfrentando nuevamente. En su segunda visita, José les presentó otra prueba.

El favoritismo de José por parte de su padre había llevado a los hermanos a actuar contra él. En esta prueba, José favoreció a Benjamín dándole una mayor porción de alimento. A los hermanos se les presentó la oportunidad de dejar atrás a Benjamín y traicionarlo como lo habían hecho con José. Al probar a sus hermanos de esta manera, José pudo ver si sus corazones realmente habían cambiado o si todavía actuarían de manera egoísta y maliciosa cuando se favorecía a uno de los hijos de Raquel.

Los hermanos de José mostraron una gran madurez y un cambio radical de corazón. Dios obró en ellos a través de su misericordia, provisión y gracia. La promesa de Judá a Jacob, su disposición a devolver el costo del grano a los egipcios, su gozo del banquete a pesar del favoritismo mostrado hacia Benjamín y su conciencia de la intervención de Dios, todo esto mostraba la respuesta adecuada de los hermanos a la prueba.

El Libro de Génesis fue escrito para la generación de israelitas que se preparaban para entrar en la Tierra Prometida de Canaán. Los hermanos presentaron un modelo a la nación de Israel (y la iglesia de hoy) de cómo vivir como receptor de la bendición de Dios. Mostraron responsabilidad en su voto de cuidar a Benjamín, honestidad en su disposición a pagar por lo que compraron, unidad en sus esfuerzos por regresar a Egipto para rescatar a Simeón, fe en su reconocimiento de la intervención de Dios y gratitud en su disfrute de la fiesta sin celos. Era Dios que había cambiado sus corazones mientras los preparaba para traer a sus familias a Egipto y convertirse en Su nación escogida.

Las creyentes en Cristo estamos llamadas a desarrollar estos mismos atributos a medida que edificamos y bendecimos el cuerpo de Cristo. Al igual que la nación de Israel, somos herederas de la bendición por medio de Cristo. Mientras buscamos representarlo ante el mundo, debemos desarrollar responsabilidad, honestidad, unidad, fe y gratitud. Debemos reconocer la misericordia, la provisión y la gracia de Dios en todas las cosas, permitiéndole que nos lleve a madurar para que podamos ser fieles en tiempos de prueba.