Sabios Ante La OfensaMuestra
En el día de la ofensa...
Seguro que has pasado por momentos en los que alguien te ha ofendido alevosa y descaradamente.
- Quizá lo ha hecho en palabras, que te alcanzan como si te quemaran los oídos, el estómago y, principalmente, el corazón. Lo notas más aún cuando tal vez ha sido alguien cercano el que se ha conducido así, y lo vives como “fuego amigo”, que es infinitamente más doloroso que el que produce el enemigo. La pregunta “¿Por qué?”, te bombardea, y el silencio que le sigue lo hace incluso más.
- Otras veces el ataque viene en forma de conflicto salido de la nada. La raíz es algo que se cuece en la mente y el corazón del ofensor, y en la que tú no has tenido que ver de manera activa, necesariamente. Te descubres teniendo enemigos de los que no sabías, gente que te juzga y lo hace mal, sin conocer los hechos, en base a prejuicios, sobre superficialidades, que no ha tenido la deferencia de hablarte, pero sí de lanzarte a las llamas de su propia hoguera. Estás sentenciado a muerte antes siquiera de saber que estás acusado, y eso te crea un sentido de injusticia profundo que te desencanta de todo, incluyendo a veces a Dios también.
- El malvado se dedica día y noche a rumiar formas novedosas de dañar a otros y, a veces, ese otro eres tú. “Cierra los ojos para pensar perversidades", dice nuestro texto. Maquina, calcula, se ensaña... te alcanza, y la manera, demasiadas veces, es ese pequeño órgano casi incontrolable que es la lengua: “Mueve sus labios efectúa el mal” (v.30) .
Recordemos, sin embargo, que otras veces (muchas) somos nosotros los que hacemos daño a otros en mayor o menor grado. ¡No nos distraiga de esta realidad el hecho de que en este plan hablemos de cómo gestionar la ofensa recibida!
- ¿Cómo reaccionaremos para reflejar el amor de Dios de manera honesta y justa?
- ¿Cómo seremos justos amorosamente?
- ¿Tenemos los hijos de luz una hoja de ruta para llevar a buen puerto este tipo de situaciones?
Dios no nos deja huérfanos ante estos escenarios. Su justicia es inquebrantable, pero Sus métodos son distintos a los nuestros. Honrarle en estas situaciones al no dejarnos llevar por nuestra propia autocompasión y carnalidad es el objetivo prioritario.
Escrituras
Acerca de este Plan
La ofensa (y el dolor que trae) son experiencias universales. También lo mal que reaccionamos ante ellas. ¿Actuamos bien ante el dolor real, frente a un golpe palpable, ante algo que va mucho más allá de sensibilidades o de tener “la piel demasiado fina”? ¿Cómo responder SABIAMENTE ante las afrentas? Proverbios 16 nos da una estupenda hoja de ruta. ¿La exploramos juntos?
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Nos gustaría agradecer a Lidia Martín por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://www.lidiamartin.com/