La Oración en Mi AgendaMuestra

Pidiendo en oración

Estos días hablando de oración hemos tocado todo lo que concierne a “nosotros”. Nuestro corazón. Nuestra gratitud. Nuestra adoración. Porque la oración trata de Él y nosotros. Es una relación que va mucho más allá de la larga lista de peticiones. Una relación desinteresada dejando de buscar solo “los regalos” para buscar y amar genuinamente al dador de los regalos, ¡Jesucristo!

Pero es tan maravilloso que esa relación no solo es de “Salvador a salvado o rescatado”, de “Señor a siervo”, sino que podemos disfrutar de una relación de “Padre a hijo”. “Pero a todos los que le recibieron, les dio la potestad de ser hijos de Dios” (Juan 1:12). En esa relación podemos decir y pedir lo que hay en nuestro corazón, así como un niño a su padre terrenal, y podemos estar seguros de que Él nos oye. Ahora, es importante entender que no siempre nuestras oraciones o peticiones serán respondidas en el tiempo que queremos y, en muchas ocasiones, ni siquiera como queremos. Entender esto nos ayudará también a mantener nuestro corazón calibrado, más tranquilo y con mayor expectativa de buscar Su voluntad en lo que pidamos.

Alimentar nuestro corazón con Su palabra hará que nuestros deseos, peticiones o proyectos estén más acordes a Su voluntad que solamente a nuestro querer.

Filipenses 4:6 nos dice: “Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias”. Dios está interesado en lo que anhelas. En aquellas cosas que parecen tan poca cosa o triviales del día a día, como en aquellas que solo Su intervención te podrá dar.

Podemos acercarnos confiadamente ante Él, no solo para contemplar Su hermosura y santidad en adoración, también para presentar nuestras peticiones. Y dicen las Escrituras en Efesios 3:20: “Al que puede hacer muchísimo más que todo lo que podamos imaginarnos o pedir, por el poder que obra eficazmente en nosotros”.

Podemos estar seguros de que, aun cuando nosotros no sepamos pedir, la Biblia nos dice: “Así mismo, en nuestra debilidad el Espíritu acude a ayudarnos. No sabemos qué pedir, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos que no pueden expresarse con palabras” (Romanos 8:26).

Te dejo con estos versículos preciosos que pueden darte mucha luz:

“Y esta es la confianza que tenemos en él: si pedimos algo según su voluntad, él nos oye” (1 Juan 5:14).

“...y recibiremos de él todo lo que le pidamos, porque obedecemos sus mandamientos, y hacemos las cosas que le son agradables” (1 Juan 3:22).

¡Oremos!

“Señor, ayúdanos a través de tu Espíritu Santo a levantar nuestras peticiones en oración delante de ti con un corazón humilde, sincero y conforme a Tu Palabra. Aviva en nosotros el deseo de calibrar nuestros proyectos y sueños al cielo y que nuestras vidas sean un vivo reflejo de Tu amor y misericordia. Amén”.

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Nos gustaría dar las gracias a Laura Rojas por escribir este plan para nosotros. Conozca más sobre Laura siguiendo este enlace.