Hasta Que VuelvaMuestra

"Todo cambió desde que te encontre".

¿Alguna vez escuchaste hablar de la grieta? Es un término que se empezó a usar en Argentina desde hace algunos años, y refiere a que políticamente el país parece estar dividido en 2. Tan dividido que parece que hay una grieta entre unos y otros que no permite llegar a acuerdos, ni tener conversaciones sin pelear. Más allá de tu interés o no en estos temas, lo que pasaba en los tiempos de Jesús era algo muy parecido: los judíos y los samaritanos tenían diferencias tan pero tan grandes que no podían siquiera hablarse entre ellos.

Jesús, como nos tiene acostumbrados, desafía esto que era una práctica habitual de la época poniéndose a conversar con una mujer samaritana. Es Él mismo quien se sienta en un pozo y le pide a la mujer que le de agua porque tenía sed tal como dice Juan 4:7: 'En el camino, tenía que pasar por Samaria. Poco después, llegó una mujer samaritana a sacar agua, y Jesús le dijo: —Por favor, dame un poco de agua para beber'.

No puedo parar de asombrarme cuando reflexiono sobre esto: Es Jesús quién da el primer paso para acercarse a la mujer. Vemos en la Biblia un montón de episodios donde personas se acercan a Jesús en busca de algún milagro, liberación, o con alguna necesidad puntual. Pero ac, es Jesús quien se acerca a la mujer "pecadora" por ser samaritana. Jesús da el puntapié para cerrar la grieta, y la mujer se sorprendió: ¿Por qué me pide agua si usted es judío y yo samaritana?

Esa mujer me representa. Mejor dicho, nos representa. Somos nosotros cuando creemos que estamos en un lugar en el que parece imposible encontrarnos con Jesús. Ponemos excusas, hay pensamientos que nos distancian, creamos barreras, y hasta hacemos una especie de grieta con Jesús donde Él está de un lado, y nosotros con todas nuestras limitaciones, del otro. Pero las palabras de Jesús son claras: "¡Todo el que tenga sed puede venir a mí! ¡Todo el que crea en mí puede venir y beber!".

Para Jesús no hay grieta, ni distinción de personas. Para Jesús todos podemos encontrarnos con Él y no hay ninguna limitación. Te animo a que te acerques a Jesús ahi donde estás sin importar lo que pienses al respecto, y vas a ver cómo Él transforma tu realidad. Como pasó con esta mujer que luego del encuentro fue a contarle a los demás lo que había pasado, y su vida nunca volvió a ser la misma.