La Crisis De La HumanidadMuestra

Desesperación

Habacuc 1 es el comienzo de un lamento.

Lamentación es una expresión o suspiro de dolor o pena. El lamento, por lo tanto, refleja una pena o un sentimiento similar. Sus manifestaciones varían de acuerdo a la intensidad de la emoción en cuestión.

Y eso era lo que estaba sucediendo, había comenzado un tiempo de angustia en el cual el profeta comenzó a expresar y a reflejar un dolor inexplicable por lo que estaba sucediendo.

El libro de Habacuc está dividido en tres partes principales:

1. La perplejidad del profeta (capítulo 1).
2. La percepción del profeta (capítulo 2.
3. El placer del profeta (capítulo 3).

Tema del libro de Habacuc

El tema de esta obra es la fe. Este escritor ha sido llamado el profeta de la fe. En este sentido, la famosa frase bíblica del capítulo 2:4: "El justo vivirá por la fe", ha sido citada tres veces en el Nuevo Testamento: en la carta del apóstol Pablo a los Romanos 1:17, en la carta, también del Apóstol Pablo, a los Gálatas 3:11, y en la carta a los Hebreos 10:38.

¿Qué es lo que está haciendo esta crisis en estos días?

La causa es la DESESPERACIÓN (Habacuc 1:2-4).

“Hasta cuándo” es una frase de desesperación. Parece ser una frase de irreverencia o, por decirlo así, casi una blasfemia.

No es la forma en que normalmente empezamos nuestras oraciones, pero obviamente la condición de la nación y la inminente invasión de Babilonia, de los caldeos, tiene postrado al profeta de Dios, y él comienza esta oración diciendo: “Hasta cuándo”, y nota lo que dice: “Daré voces a causa de la violencia y nos salvarás, porque me haces ver iniquidad…” (Habacuc 1:4). Él está totalmente desesperado, suena como lo que está pasando en la actualidad.

Las palabras claves desde el versículo 2 al 4 en el capítulo 1 son: destrucción, iniquidad, molestia, violencia, contienda, las leyes debilitadas, no hay verdad, el impío asedia al justo y la ley sale torcida.

Este maravilloso, breve pero intenso libro inspirado por Dios nos traslada a tiempos de aflicción. En tiempos como los de hoy, las luchas son atemporales.

Necesitamos conocer más de Dios y más de nosotros para entender muchas cosas.

Vamos a ver cómo se debe responder ante esta situación. Habacuc es un gran ejemplo. Él no entendía ciertas cosas, pero no acudió a un lugar errado, sino que acudió a quien debía de acudir, a Dios,

En tiempos de pandemia, en tiempos de violencia, en tiempos de agitación, no debemos hacer la del avestruz, ni tampoco buscar en agoreros que nos digan lo que queremos escuchar. Debemos acudir a Dios soberano, quien sujeta todas las cosas.

Y todas las cosas suceden para bien.

Romanos 8:28 dice: “Y sabemos que para los que aman a Dios, todas las cosas cooperan para bien, esto es, para los que son llamados conforme a su propósito”.

Que Dios los bendiga.