Esta es nuestra charla de SexoMuestra

Lo que es una dificultad para ti puede no serlo para otra persona, ¿verdad? Puede que a ti te cueste correr una milla y que alguien que conoces esté entrenando para una maratón por diversión. Es posible que seas capaz de dar un discurso delante de la gente, mientras que ese es el mayor miedo de tu amigo corredor. Incluso si esos escenarios no corresponden exactamente a tu situación, déjate llevar por ellos durante un segundo. . . Verás, podrías animar a tu amigo en la línea de meta y tu amigo podría ser un miembro del público durante tu discurso. Esto también se aplica a las cosas serias con las que luchamos. Tal vez sea la forma en que usamos nuestras palabras, alguna adicción en la que hayamos caído, o la forma en que tratamos a otras personas. Puede que tus dificultades no sean las mismas que las de otra persona, pero tú y un amigo en quien confíes pueden apoyarse mutuamente para enfrentar las cosas con las que cada uno lucha. Podemos establecer límites y luego ayudarnos mutuamente a respetarlos.

Hoy, piensa con quién puedes unirte para evitar caer en la tentación. Luego habla con esa persona sobre algunos límites que quieres que te ayuden a cumplir y pregúntale si hay alguna manera de ayudarla a hacer lo mismo en su propia vida.