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El Hábito de HábitosMuestra

El Hábito de Hábitos

DÍA 5 DE 5

Comunión... con los demás.

Para completar este proceso de meditación diaria, el hábito de hábitos, nos falta la 4a “C”. No puedo llegar a ser como Cristo solo con las 3 primeras “C” (Contemplar, Cantar y Conversar con Dios); necesito Comunión con los demás. En nuestro proceso de ser más como Jesús necesitamos hacer comunidad con las personas que Dios ha puesto en nuestras vidas, en nuestra familia, en el trabajo y en la iglesia.

¡Es muy fácil llegar a ser santo cuando vivimos aislados de la gente!

Dios nos diseñó para vivir en comunidad, para vivir en relación unos con otros. La cuarta C de comunión o comunidad significa que aprendemos de Dios cuando aprendemos de otros. Y aprendemos a ser como Dios, cuando aprendemos a tratar a otros como Dios nos trata a nosotros. Nuestras vidas y nuestra relación con Dios no son algo aislado, sino que Dios quiere llenarte de su aliento de vida, de su Espíritu Santo, para que seas un reflejo de Dios ahí donde estés y con quien estés.

Durante mucho tiempo uno de mis sueños era ser un monje en un monasterio lejos de todo mundo, solo contemplando a Dios, Su palabra y Su creación. No estoy diciendo que quien haga eso con su vida esté mal, solo que en mi caso era una manera de querer escapar el tener que lidiar con otras personas. En una ocasión estuve ayunando y orando por un periodo extendido. Uno de esos días, Lucas entró a mi estudio y me pidió jugar futbol con él. Me enojé y le grité porque me había

interrumpido mi tiempo de oración. Kelly me escuchó y vino a corregirme; me dijo que si así me iba a poner cuando ayunaba, que ella no quería que lo hiciera.

Yo me molesté mucho. Lo platiqué con Dios y me acuerdo que le decía que mi familia no me permitía pasar más tiempo con Él, a lo cual Dios me respondió: “Tu esposa tiene razón; si no estás amando más a tu familia al pasar tiempo conmigo, solo es una religión, no es una relación”. Y luego agregó: “cuando juegas futbol con tus hijos, estás pasando tiempo conmigo también”. Aprendí que hay momentos para estar a solas con Dios, pero que esos momentos a solas con Dios deben equiparnos para ser mejores amigos, padres, esposos e hijos. Hay momentos para expresar el amor de Dios con otros y eso también es comunión con Dios. Comunión con las personas también es comunión con Dios cuando aprendo a amarles como Dios les ama.

Hoy en día trato de estar PRESENTE. Aún me queda mucho por aprender; a veces estoy distraído con mi teléfono, o con mi trabajo, o con algún otro pensamiento, pero estoy aprendiendo a estar presente y a mostrar mi amor y a escuchar a los que me rodean cada vez más. He descubierto que lo que aprendo en la Biblia y lo que platico con Dios se aplica en mis relaciones familiares y de amistad y de trabajo. Ahí es donde se practica lo que se aprende en la Biblia; ahí está la transformación de Dios en nuestras vidas... ahí se ve la imagen de Jesús en nosotros.

Me gustaría invitarte a que determines en tu corazón poner primero a Dios este año. Que te propongas dedicar los primeros minutos de tu día a contemplar a Dios, a exponerte a su presencia. Y recuerda: si por lo que sea te distraes, no te condenes; simplemente regresa rápido.
¡Este va a ser un gran año!

Oración:

Padre Celestial, gracias por enviar a Jesús, tu hijo, a mostrarnos y enseñarnos lo que significa el amor. Este año quiero dedicar lo primero y lo mejor de mi tiempo a ti, para contemplarte, adorarte y conversar contigo, y también quiero aprender a tener comunión con las personas que me rodean. Ayúdame a recordar que mi familia, amigos y colaboradores son el lugar donde practico lo que aprendo de ti. Enséñame a amarles como tú me has amado a mí. En el nombre de Jesús, amén.

Día 4