Juventud de la NaciónMuestra

Más que esto

Algunas personas evitan enterarse de las noticias. No quieren escucharlas. Están cansados de las cosas terribles que suceden en el mundo. No quieren negatividad. Quieren distraerse. Quieren permanecer entumecidos. Quieren entretenerse.

Otras personas están obsesionadas con las noticias. Quieren escuchar todos los chismes y detalles sangrientos; quieren quedarse boquiabiertos ante las fotos que ven. Podrían decir que quieren dar sentido a las cosas, pero es imposible. Accidentes, culpas, delincuencia, desastres, emergencias: hay todo un alfabeto, todo un vocabulario para alimentar sus miedos y maximizar su miseria.

Cualquiera que sea nuestra elección, no podemos quedarnos allí. Somos humanos. Nuestros sentimientos cambian. Nos aburrimos, nos cansamos, tenemos sueño, hambre. Nos duele, lloramos, amamos, reímos. A veces desearíamos no sentir las cosas tan profundamente, pero nuestros sentimientos son un regalo. Significan que nos importa. Nos dicen que hay más en la vida, más en todo, más de lo que vemos en la superficie. Nuestros sentimientos insinúan una realidad más profunda: que el cambio es posible. Que las cosas pueden ser mejores. Que esta vida tiene sentido. Que es valioso. Que es preciado.

Todos tenemos problemas. La tragedia es inevitable. Los problemas persisten. Pero Jesús promete más. Él dijo a Sus seguidores: «Más bien, busquen primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas les serán añadidas» (Mateo 6:33). ¿Qué cosas? No solo las cosas que necesitamos, sino aquellas que ofrecen significado, las que dan más sentido a la vida. Aquí hay otra de las promesas de Jesús: «El ladrón no viene más que a robar, matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y la tengan en abundancia» (Juan 10:10). En Él, podemos tener paz; no necesitamos tener miedo (Juan 14:27). En Él, somos vencedores (Juan 16:33).

Solo Dios puede sanarnos. Él nos da esperanza. Dios es nuestra respuesta. Si lo buscamos, Él nos ayuda. Si nos acercamos a Él, Él se acerca a nosotros (Santiago 4:8). Él nos guiará y fortalecerá, suplirá nuestras necesidades y satisfará nuestros anhelos.