Respuesta Garantizada 100%Muestra
En la Palestina de hace 2 mil años atrás, el foco del universo se centraba en la persona de Jesús quien se había hecho carne para venir al mundo.
El evangelista Mateo escribió: “Su fama se extendió por toda Siria, y le llevaban todos los que padecían de diversas enfermedades, los que sufrían de dolores graves, los endemoniados, los epilépticos y los paralíticos, y él los sanaba. Lo seguían grandes multitudes de Galilea, Decápolis, Jerusalén, Judea y de la región al otro lado del Jordán” (Mateo 4:24-25).
Lucas describió al respecto: “Luego bajó con ellos y se detuvo en un llano. Había allí una gran multitud de sus discípulos y mucha gente de toda Judea, de Jerusalén y de la costa de Tiro y Sidón, que habían llegado para oírlo y para que los sanara de sus enfermedades. Los que eran atormentados por espíritus malignos quedaban liberados; así que toda la gente procuraba tocarlo, porque de él salía poder que sanaba a todos” (Lucas 6:17-19).
En sintonía con sus colegas, Juan sintetizó de la siguiente forma: “Y todos acuden a él” (Juan 3:26).
Las multitudes estaban compuestas por gente que tenía una extrema necesidad, por lo cual la urgencia era un denominador común. Ciegos, cojos, endemoniados, leprosos, paralíticos; en fin, ataduras que el ser humano no podía romper. Pero así como había profetizado Isaías, Jesús fue enviado a proclamar las buenas nuevas a los pobres, libertad a los cautivos, dar vista a los ciegos, poner en libertad a los oprimidos, y a pregonar el año del favor del Señor (Lucas 4:18). De esta manera, Jesucristo se convirtió en la esperanza de toda la humanidad.
Para ser francos con nosotros mismos, debemos reconocer que todos necesitamos del Señor. ¿Quién de nosotros no necesita un milagro? ¡Todos! Sin embargo, ninguna petición podría superar en cuanto a la urgencia y necesidad a la de este grupo; el de los padres. Cuando hablamos de los padres, es necesario admitir que se trata de gente que se destaca por tener un corazón valiente, un espíritu absolutamente altruista y que lo dan todo por amor a sus hijos. Ahora bien, eso no significa que un padre o una madre no tenga una necesidad. Pero su enfoque no está en el bienestar de uno, sino en la solución a los problemas de sus hijos.
¿Habrá sido este el secreto? ¿Será que Jesús habrá sentido el latido del corazón de Su Padre celestial que se complace por Su hijo unigénito? Lo cierto es que Jesús les concedió la respuesta a las peticiones de todos los padres en todos los casos.
Aquí es necesario marcar un punto aparte, y hacer una pausa. Por más que sea un principio espiritual, si es aplicado en base a los malos deseos del cuerpo, la codicia de los ojos y la arrogancia de la vida, de nada sirve y pierde su efectividad. Motivo por el que todo principio espiritual debe estar sujeto a la voluntad de Dios Padre por un lado, y a la dirección del Espíritu Santo por otro. Dicho de otro modo, no es correcto sostener la idea de que Dios está obligado a responder porque un padre o una madre pide por sus hijos.
Remarco esto porque es exactamente lo que sucedió con la madre de Jacobo y Juan, quien se acercó a Jesús y, arrodillándose, le pidió un favor. “Ordena que en tu reino uno de estos dos hijos míos se siente a tu derecha y el otro a tu izquierda” (Mateo 20:21). Como era de esperar, Jesús rechazó esta petición por más que viniera de una madre, diciendo: “Ustedes no saben lo que están pidiendo” (Mateo 20:22).
Salvo esta excepción la cual difícilmente se podría catalogar como una oración ya que está lejos de la voluntad de Dios, el 100% de las peticiones de un padre o una madre fueron respondidas.
En este devocional, analizaremos caso por caso, y ver quiénes fueron estos padres, en qué situación estaban sus hijos, y qué resultado obtuvieron como resultado de sus peticiones.
Escrituras
Acerca de este Plan
Cuando un padre o una madre ora por sus hijos, se desata un poder tan sobrenatural que la respuesta por parte de Dios resulta en un 100% de efectividad. En los Evangelios, dentro de la multitud que se acercó al Señor Jesús, se encuentra un grupo peculiar, y es el de los padres. Lo increíble es que todos recibieron un milagro. Si eres padre o madre, ¡ánimo! Serán 5 días inolvidables, pues de la mano del pastor Ariel Kim, descubrirás el poder que hay en la oración de los padres.
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Nos gustaría agradecer a La Cuarta Dimension Latinoamerica por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://www.facebook.com/lacuartadimensionoficial/