Nombres De Jesús: Verdades Que CambianMuestra

DIOS FUERTE

Hoy veremos que nuestro Dios es un Dios fuerte, en cada situación de nuestra vida.

FUERTE MIENTRAS VENCE

Tenemos un Dios fuerte cuando más débiles nos sentimos. Reconocer nuestra debilidad es algo bueno, pues nos hace más conscientes de que necesitamos mantenernos de pie sobre una roca fuerte. Y ese es nuestro Dios. Un Dios que es fuerte a pesar de las circunstancias que nos debilitan. Un Dios que se mantiene firme a pesar de nuestras debilidades.

Y puedes estar luchando contra muchas cosas diferentes que te debilitan: ansiedad, depresión, soledad, problemas económicos, problemas en alguna de tus relaciones, con alguna enfermedad. Todas estas situaciones nos hacen vernos débiles, porque son cosas que nos superan y contra las que tenemos poco que hacer.

Pero es en estos momentos donde nuestro Dios resplandece más que nunca. Porque no solo es que Él permanece siendo fuerte en medio de cada una de esas situaciones, sino que además Él se manifiesta en nuestras vidas como un Dios fuerte.

En mis debilidades, en tus debilidades, conseguimos ser fortalecidos, porque Dios nos fortalece. Cuando estoy cayendo, Dios me mantiene de pie porque Él me da de su fuerza.

Dios es un Dios fuerte mientras vence nuestras debilidades, mientras vence nuestras tormentas, mientras trae calma con su voz apacible pero de una manera autoritaria sobre nuestras debilidades. Y es un Dios aunque a veces no salga todo como querríamos. Que nuestras debilidades y problemas continúen no le convierten a Él en un Dios débil, ni en un Dios menos bueno. Aún en medio de que nuestros problemas continúen, Él es bueno.

FUERTE MIENTRAS VIVIFICA

Y es que cuando vemos que los problemas continúan o incluso aumentan, nuestra fe puede verse debilitada. Y es normal, porque empezamos a cuestionarnos si Dios es bueno o si Dios es tan fuerte como pensábamos.

Puede que necesitemos pedirle a Dios que fortalezca nuestra fe, que nos ayude a creer. Y Dios es un Dios fuerte para sostenernos hasta el fin, para sostener nuestra fe, para mantenernos conectados a Él y a su Espíritu.

El salmista dice: por muy bajo que baje o por muy alto que suba, aún ahí tu fuerza me sostendrá.

Él nos sostiene y vivifica nuestra vida espiritual, para que podamos ver más allá de nuestros sufrimientos, viendo a un Dios fuerte para sostenernos. Pero también nos vivifica para poder ver a un Dios fuerte, no “a pesar” de que vino a ser un hombre, sino que vemos a un Dios fuerte “porque” se hizo débil

FUERTE MIENTRAS VIENE

Vemos a Jesús siendo fuerte a pesar de haberse hecho débil. En Navidad recordamos que Jesús se hizo hombre, y eso para Dios era hacerse débil, vaciarse. Y esta es una verdad que necesitamos recordar cada día del año. Él se hizo pequeño, y le vemos aún más débil cuando miramos a la cruz.

Pero ahí es donde los valores mundanos se desvirtúan: ahí, donde el mundo diría que Jesús era débil, ahí es donde Jesús estaba demostrando su mayor acto de grandeza y fuerza. Estaba diciendo que no a sus propios deseos o incluso a su voluntad, para hacer la voluntad del Padre: morir por aquellos que eran débiles por naturaleza, para que pudieran ser fuertes a través del acto que Él estaba realizando en la cruz.

PASO DE FE

Nuestras debilidades a veces pueden ser frustrantes, agotadoras. Nos abruman, nos entristecen. A veces pueden incluso limitarnos, impidiéndonos avanzar hacia la meta. Por eso, es en medio de nuestras debilidades cuando más que nunca tenemos que recordar al Jesús que vino a la tierra para llevar nuestras debilidades y fortalecernos con sus fortalezas.

Es en medio de nuestras debilidades cuando debemos levantar la mirada y observar a un Dios fuerte, que sostiene nuestra fe, que sostiene nuestra vida. Recordemos que tenemos un Dios fuerte que da fuerzas al cansado, y que renueva nuestras fuerzas.