JordánMuestra

Pasaje Central: Juan 17: 17

“Conságralos a ti mismo por medio de la verdad; tu palabra es la verdad".

Como vemos en este capítulo, una de las últimas oraciones de Jesús era que Sus discípulos fueran santificados. La santificación no tiene que ver con encerrarnos en un claustro o convento. Tampoco tiene que ver con dejar de hablarle a aquellos que no nos parecen “aptos” o de que hablemos en una manera “rimbombante”.

De hecho, en el versículo 15, vemos que Jesús no ora porque sean apartados del mundo o del pecado; sino que, ora para que aún en medio del pecado y de la inmundicia del mundo, ellos pudieran seguir siendo luz. De eso se trata la santidad conforme al Reino: no se trata de que te salgas del trabajo o dejes de hablar con otros; sino que aún en medio de atmósferas difíciles tú puedas resistir y tarde o temprano trastornar esos entornos.

Ser consagrado significa pertenecer completamente a Dios y quedar destinado a Su servicio en cualquier lugar que me encuentre. Por pertenecerle completamente, podemos referirnos a que nuestros pensamientos, alma, emociones, acciones, dinero y deseos le pertenezcan a Él. Esa fue la oración de Jesús para con Sus discípulos y sigue siendo Su clamor para esta generación.

¿Estás dispuestos a pertenecerle completamente?