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Jordán

DÍA 5 DE 21

Pasaje Central: Juan 5: 19
Jesús les dijo: «Les aseguro que el Hijo de Dios no puede hacer nada por su propia cuenta; solamente hace lo que ve hacer al Padre. Todo lo que hace el Padre, también lo hace el Hijo”.

Si bien es cierto que, como hijos de Dios, tenemos autoridad en el mundo espiritual (Mateo 10:1), nada podremos hacer sin el Padre. Ni Jesús mismo podía hacer algo fuera de la Trinidad (Juan 5:30-32).

De ahí, la importancia de buscar a Dios constantemente. Seguramente lees este devocional con altas expectativas de lo que Dios hará; porque tienes hambre de que algo suceda en tu familia, matrimonio, etc. Sin embargo, lo que reflejará si en realidad creemos que Dios hará algo en nuestro entorno es nuestra relación en lo secreto con el Padre.

Jesús asimiló a la Iglesia con la Vid verdadera (pasaje que veremos el día 15 con más profundidad), donde indica que nada podremos hacer separados de Él. Lo que indica que, nuestra identidad de hijos no nos da autoridad directa sobre el mundo espiritual, sino que nos da acceso a la intimidad. La intimidad es la clave que nos dará dicha autoridad. El que trata de brincar pasos, no logrará trastornar su entorno.

Creemos una cosa: ¡“Transformaremos nuestra comunidad”! Dicha tarea a los ojos humanos es imposible, pero como hijos de Dios tenemos la confianza de pedirle al Padre una transformación en la intimidad. Conectados con el Padre todo es posible.

Aquel que piensa que puede transformar su comunidad, colonia o incluso cónyuge sin intimidad, puede caer en soberbia espiritual sin darse cuenta. La intimidad es símbolo de rendición, humildad, confianza, fe y una identidad clara que necesitamos a Papá a pesar de nuestras capacidades, dones y talentos.

¿Qué es por lo que le estás creyendo a Dios? ¿Crees que Dios puede cambiar el ambiente donde te encuentras? ¡La intimidad es la clave!

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