Que No Te La Cuenten: La Verdad Detrás De La PascuaMuestra

Amar nivel Dios

¿Qué harías si supieras que te queda un día de vida? Dentro de miles de posibilidades de respuesta, muchos podríamos coincidir en que sería lindo pasar tiempo con la gente que amamos. En el caso de Jesús fue así. Se juntó con Sus amigos, los discípulos, a comer en un lugar especial y cuando terminaron pasó algo fuera de lo común para ellos: Jesús les lavó los pies.

Esto era algo común de hacer debido a la tierra que cubría todos los caminos de los pueblos y ciudades. Pero, en realidad, la tarea era asignada a los sirvientes de una casa y no se consideraba como algo de qué enorgullecerse. Al contrario, lavar los pies requería humillarse, bajar la cabeza y limpiar la suciedad de otros.

¿Por qué Jesús, entre todas las cosas que podría haber hecho, decidió usar los últimos momentos con Sus discípulos para lavarles los pies? Como todo lo que hizo durante su vida en la Tierra, esto no era una acción improvisada. Jesús esa noche quería enseñarles algo que sigue siendo igual de importante para aquellos que queremos seguirlo hoy. Así que metámonos un poquito más en la historia buscando descubrir qué es eso que quiere enseñarnos…

Dice la Biblia en Juan 13 que Jesús, teniendo muy en claro quién era, se quitó Su manto y se ató la toalla a la cintura. Pero Pedro, quien lo reconocía como alguien superior a él y demasiado importante como para hacer este tipo de tarea, no creía ser digno de lo que estaba por hacer su maestro. Entonces, con mucho amor, Jesús le explicó que era necesario que se dejara limpiar. Pedro no lo entendía en ese momento pero sabemos que Jesús, con ese símbolo, estaba haciendo referencia a la limpieza de pecados que vendría gracias a Su sacrificio en la cruz.

Además, esta escena nos regala otra imagen sorprendente: Jesús le lavó los pies a todos Sus discípulos, incluso a Judas, quien iba a traicionarlo horas más tarde. Esta imagen del amor de Jesús es completa: la humillación, la limpieza de pecados y el acto hecho para todos.

Con todo esto ya tenemos un montón para reflexionar. Sin embargo, no termina ahí. Después de hacer esto, Jesús volvió a Su lugar y cerró Su enseñanza diciendo: “Yo, el Señor y el Maestro, les he lavado los pies. Así que ustedes deben lavarse los pies unos a otros. Les he dado ejemplo para que traten a los demás como yo los he tratado a ustedes" (Juan 13:14-15 PDT).

¡Pfff! Qué desafío, ¿no?

Como seguidores de Jesús necesitamos que Él nos limpie y, al mismo tiempo, sabiendo que somos hijos de Dios, tenemos la responsabilidad de amar y servir a quienes nos rodean de la misma forma en la que Jesús lo hizo: sin egoísmo, dispuestos a dar nuestra vida, nuestro tiempo, por los demás.

¿Estuviste tratando a otras personas como si fueran inferiores a ti? ¿Cómo podrías hacer para tratar a otros hoy, de la manera en la que Jesús te trata a ti?