El día que me amó, más que a su vida.Muestra
Era de noche y Jesús sabía lo que estaba por venir. Su tristeza y angustia eran agónicas. Llevó a tres de sus discípulos para orar en el huerto de Getsemaní. Mientras pasaba la noche Su oración era más ferviente. Sufría tanto que sudaba sangre.
En ese momento, en medio de su angustia donde debía elegir entre Su vida o la mía, dijo: “¡Padre mío! Si no es posible evitar beber este trago amargo, hágase tu voluntad”. Jesús obedeció al Padre por amor a mí.
¿Alguna vez hiciste una travesura bien grande y tu papá o tu mamá, como acto divino, decidieron no castigarte como merecías? Me refiero a una travesura de aquellas en las que dices: “De esta nadie me salva”. ¿Cómo te sentiste después de eso?
En ocasiones olvidamos que fuimos culpables, pero la Palabra de Dios nos revela: “Todos hemos pecado”. Entonces, al recordar una situación como la travesura en la que no nos castigaron es cuando más debemos valorar el perdón que recibimos.
De la misma manera, la humanidad sin Jesús es culpable, pero Dios nos amó tanto, que hizo todo lo necesario para darnos vida y una esperanza a pesar de estar muertos en nuestros delitos y pecados. Él nos vio como una obra perfecta, a través de Su hijo Jesús y nos amó.
Meditar sobre esto:
Detengámonos un momento y pensemos en lo siguiente: Dios me amó, sin importar mi condición de pecado. ¿Qué significa esa verdad para mí? ¿Cómo me siento al conocerla?
Acerca de este Plan
Recordar situaciones en las que no nos castigaron por nuestras travesuras debe recordarnos el perdón que recibimos de Dios. Él nos ama tanto que hizo todo lo necesario para darnos vida y esperanza a pesar de estar muertos en nuestros pecados.
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Nos gustaría agradecer a Centro Cristiano de Guayaquil por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://www.ccgye.org/