Derramamiento del EspírituMuestra
Derramamiento del Espíritu
La idea de Dios de llenar a su pueblo con el Espíritu Santo, fue profetizada desde el Antiguo Testamento. Desde el comienzo, el deseo de Dios fue darle al hombre su Santo Espíritu. El pecado corrompió el diseño original trayendo separación. Pero Jesús vino a consumar el plan de restauración de la idea original de Dios.
- Moisés expresa el deseo de Dios de que todos sean llenos del Espíritu Santo (Números 11:29).
- Los profetas declaran que en "los postreros días" el Espíritu sería derramado sobre todos (Joel 2:25; Is.44.3; Pr. 1.23; Zac. 4.6).
Jesús anuncia la llegada del Espíritu Santo:
Jn: 16.6-7; 16:13-15; 14:16
“Pero cuando Él, el Espíritu de verdad, venga, os guiará a toda la verdad, porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oiga, y os hará saber lo que habrá de venir. El me glorificará, porque tomará de lo mío y os lo hará saber. Todo lo que tiene el Padre es mío; por eso dije que Él toma de lo mío y os lo hará saber”.
Juan 16:13-15, LBLA
- El libro de los hechos fue en algún tiempo reconocido como “El Evangelio del Espíritu Santo”, ya que en los primeros 13 capítulos se lo menciona en más de cuarenta ocasiones.
- En Hechos 1:5, Lucas cita a Jesús estableciendo una diferencia notable entre el bautismo de aguas, con el que bautizaba Juan, y el del Espíritu Santo que estaba pronto a suceder. Es el Señor mismo quien resalta la necesidad de esperar con expectativas el derramamiento de la promesa.
- En hechos 1.14 vemos a los discípulos subiendo al aposento alto. El mismo sitio donde tuvo lugar la última cena, se convirtió en el escenario donde el Espíritu descendió con poder y fuego. El lugar de la máxima intimidad con Jesús, es el ámbito en el que somos ungidos para realizar la misión.
- Finalmente, en Hechos 2:1-13, podemos contemplar la “llegada del Espíritu Santo” de una manera gloriosa e inesperada. Viento y lenguas como de fuego comenzaron a aparecer entre los 120 hombres que se encontraban en el aposento alto. Lo invisible y lo visible en perfecta unión estableció el comienzo de la Iglesia primitiva. Todo aquel que esperó en unidad, obedeciendo las palabras de Jesús, fue lleno del Espíritu Santo.
“Y nosotros somos testigos suyos de estas cosas, y también el Espíritu Santo, el cual ha dado Dios a los que le obedecen”.
Hechos 5:32
Acerca de este Plan
No se trata de cuánto tenemos del Espíritu Santo sino cuánto el Espíritu Santo tiene de nosotros. Dios quiere derramar su Espíritu sobre todos como nunca antes, pero nosotros... ¿Estamos listos?
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Nos gustaría agradecer a Israel Chaparro por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://www.ctue.cl/