[Descubre los tesoros del Salmo 23] Tú estás conmigoMuestra

Tú estás conmigo

Con el Valle de la Sombra de la Muerte, David podría estar refiriéndose a la muerte física: «Todos morimos, pero yo no temeré ese valle, porque Dios estará conmigo».

Hace unos dos años, ejercí de capellán de hospital. No hay mayor privilegio que estar con alguien cuando pasa de esta vida a la otra. Cuanto más te acercas a la muerte, más te despoja Dios de esta vida. Empieza a mostrarte la realidad de la otra vida, la realidad de la vida con Él.

El padrastro de mi mujer había luchado contra el cáncer durante varios años. Era su última hospitalización; sabíamos que se acercaba el final. Llevaba horas gimiendo con intenso dolor. De repente, se sentó derecho como un palo en la cama y dijo: «¡Jehová!». Todas las personas de la habitación sabían exactamente lo que estaba pasando. Mi suegro acababa de vislumbrar al Señor. Fue un espectáculo asombroso.

Mi propio padre falleció hace seis o siete años. Tenía cáncer de piel y había empezado a hacer metástasis en los pulmones y en el cerebro. Mi padre era uno de esos tipos gregarios que quieren asegurarse de que todo el mundo está bien atendido. Estuvimos con él de jueves a domingo, pensando que sería la última vez que lo veríamos. Esa noche recibimos una llamada y mi padre se había recuperado. Contaba historias y chistes como sólo él podía hacerlo. Pero cuando llegó el lunes, empeoró; el martes por la mañana entró en coma. Estuvimos junto a su cama mientras cada pausa, antes de su siguiente respiro se hacía más y más larga. Finalmente, exhaló el último suspiro. Se hizo un silencio absoluto. Mi madre seguía sosteniéndole la mano. No se había movido en 36 horas, pero 20 segundos después, se soltó de la mano de mi madre. Sus manos se juntaron sobre su pecho, era una postura de oración. Acabábamos de presenciar el primer acto de adoración de mi padre al presentarse ante el Señor.

Estoy convencido de que hay vida después de la muerte. Hay vida con el Rey. David lo sabía. En el valle de la sombra de muerte dijo: «No temeré mal alguno, porque Tú estás conmigo».