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[Descubre los tesoros del Salmo 23] Tú estás conmigo

DÍA 3 DE 3

Tu vara y tu cayado me infunden aliento

Una vara era un pequeño garrote que un pastor se ponía en el cinturón. Tenía una pequeña punta. Si se acercaba un lobo u otro depredador, el pastor sujetaba la vara para ahuyentarlo. La vara también se utilizaba para disciplinar. Si una oveja empezaba a alejarse, el pastor lanzaba la vara de modo que cayera justo delante de ella, para detenerla y hacerla retroceder en la otra dirección. En tercer lugar, el pastor utilizaba la vara para contar a las ovejas cuando entraban por la puerta, pasándoles la vara por el lomo, comprobando que todo estuviera bien. Así pues, era un símbolo de autoridad, protección y consuelo para las ovejas; sabían que cuando pasaban bajo la vara, habían sido contadas, revisadas y todo estaba bien. Eso es lo que la vara hace también por nosotros. La vara es como las Escrituras, que nos fueron dadas para reprender, corregir e instruir.

El otro instrumento que utilizaban los pastores era el cayado. El cayado era más largo que el garrote; solía medir unos dos o tres metros, y tenía un gancho en el extremo. Con el cayado, los pastores podían levantar a los corderos y llevarlos hasta la oveja, para amamantarlos. El uso del gancho les permitía mover a los corderos sin ponerles las manos encima; de lo contrario, una oveja podría negarse a amamantar a un cordero. Lo segundo que hacían los pastores con el cayado era agarrar a las ovejas y acercarlas. Así pues, existía ese nivel de intimidad que se conseguía mediante el cayado. En tercer lugar, se utilizaba para hacer girar suavemente a las ovejas hacia un lado u otro, sobre todo si entraban por la puerta de las ovejas. Un pastor utilizaba el cayado cuando caminaba junto a una oveja para tocarle el costado y recordarle que estaba allí. El cayado era como el Espíritu Santo que Jesús prometió que nos guiaría y nos recordaría lo que Él enseñaba.

La vara simboliza las Escrituras; el cayado, el Espíritu Santo en nuestras vidas, que está a nuestro lado para darnos consejo, fuerza y consuelo. El Espíritu Santo nos da la seguridad de que somos uno con Cristo y de que le pertenecemos. Así es como puedes empezar a entender por qué David pudo decir: «Tu vara y tu cayado me infunden aliento». Proporcionan protección, consuelo, una relación íntima. Estas herramientas del Pastor tienen por objeto llevar a las ovejas hacia Él.

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Día 2

Acerca de este Plan

[Descubre los tesoros del Salmo 23] Tú estás conmigo

En este cuarto mensaje de nuestra serie sobre el Salmo 23, consideramos la forma en que el Pastor cuida de nosotros cuando estamos en el valle de sombra de muerte. Tanto si nos enfrentamos a la muerte física o espiritual como a las dificultades, en Cristo no debemos temer. Con su vara y su cayado, el Pastor nos infunde aliento.

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Nos gustaría agradecer a Grace School of Theology, en colaboración con El Centro Network, por brindarnos este plan devocional. Grace está dedicada a formar líderes espirituales en todas las naciones que puedan enseñar a otros el amor de Cristo. Para obtener más información, visite: https://www.gsot.edu/center/ y http://www.elcentronetwork.com.