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Lecciones de Jonás

DÍA 2 DE 4

Desafío y aceptación

Cuando Jonás huyó de Dios, comprando un boleto de ida lejos de Nínive, se puso a sí mismo y a todos en ese barco en peligro.

¿A quién has lastimado con tu desafío a Dios?

Cuando Jonás se alejó de la responsabilidad, Dios no le permitió salirse con la suya con el pecado. Dios es perfecto. Él no puede dejar que el pecado quede impune. Si alguien no está dispuesto a confesar, Dios lo confrontará.

Dios no dejará de ir tras de ti, no para destruirte, sino para restaurarte. Eso sucede a través de la confesión, admitiendo los fracasos sin excusa. Eso es lo que Jonás finalmente hizo. Admitió su culpa, pasando del desafío a la aceptación de lo que hizo.

"Pues agárrenme y échenme al mar, y el mar se calmará. Yo sé bien que por mi culpa les ha sobrevenido esta gran tempestad" (Jonás 1:12).

Dios amorosamente envía tormentas cuando pecas. ¿Cómo es eso amoroso? Si no lo hiciera, marcharías de Él hacia el infierno, por lo que envía tormenta tras tormenta para mostrar que ese camino conduce a la destrucción. Cuando te arrepientas, Él cederá.

¿Qué no estás confesando?

Deja de correr. No puedes escapar de Dios. No puedes escapar de Su gracia. Dios te persigue para salvarte de ti mismo y de las consecuencias eternas. Hay un dolor en tu corazón por cambiar. Sé cambiado. Sé un Jonás. ¡Pasa del desafío a la aceptación en arrepentimiento, y observa lo que Dios hace a continuación!

Pero esa es la devoción de mañana. Cuando Jonás golpea el agua, Dios responde. Dios restaura. ¿Cómo? ¡Es una ballena de cuento!

Escrituras

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