Perdidas en Lo InciertoMuestra

Incertidumbre

Creo que, muchas veces, nos limitamos únicamente al qué dirán los demás, por lo que, poco a poco, vamos olvidando y perdiendo nuestra esencia. Sin darnos cuenta, dejamos a un lado la autenticidad, simplemente, para vivir la vida y los sueños de alguien más. Suponemos que todos los procesos son iguales, o al menos algo parecidos, pero eso no es verdad, no nos podemos comparar con otros porque, a fin de cuentas, no vivimos lo que otros viven. En parte, sentimos que vamos creciendo, pero, otras tantas veces, que seguimos en el mismo ciclo. Hay días en los que nos sentimos totalmente plenas, pero en el fondo no podemos estar a solas con nosotras mismas.

El olor del café o la fragancia de un buen perfume nos recuerdan que no quisiéramos estar donde hoy estamos. Son momentos en donde tenemos ganas de tomar un borrador y borrar todo nuestro pasado y cada decisión que nos llevó al fracaso. Días en que sentimos que estamos en una prisión, sin contar por lo menos con un pequeño ventiluz. Días en donde la tormenta es tan fuerte y las mareas tan altas que, desafortunadamente, no logramos ver el fin de las mismas. Son noches oscuras del alma que nos recuerdan cada error del pasado, en donde, poco a poco, la luz se desvanece y nos encontramos perdidas y sin un camino, un faro o al menos una pequeña linterna. Aun allí, en lo más profundo de nuestro corazón, sabemos que no estamos solas, pero la sensación es otra. Un billón de voces invaden nuestra mente y atormentan nuestro corazón. Es allí donde nos encontramos perdidas en medio de lo incierto.

Lo incierto, básicamente, es la falta de confianza, seguridad, información o certeza sobre algo en particular. El no saber qué pasa o qué pasará más adelante genera un estado de incertidumbre; además, añade cierto grado de inquietud en nuestro interior y cada vez se nos hace más difícil oír la voz de Dios. La incertidumbre se siente feo, porque, simplemente, no sabemos qué pasa y nos damos cuenta de que no tenemos el control del ayer, ni del hoy y mucho menos del mañana. No sabemos lo que será de nosotras mañana, si las cosas van a cambiar o si la situación en la que estamos tendrá un buen final. Simplemente, no lo sabemos.

Ahora, ¿nos damos cuenta de que a veces tomamos la incertidumbre como un estilo de vida? Ciertamente, lo incierto es parte de la vida misma, sin ello careceríamos de aventuras, riesgos o anécdotas que quedan atesoradas para siempre. Sin embargo, cuando la incertidumbre pasa a ser lo primero en nuestras vidas, fácilmente, damos lugar a la ansiedad, la frustración, el miedo e, incluso, a la depresión. Por ende, empezamos a tener problemas más grandes porque ya no se trata solamente de x situación, sino que también ahora de nuestra propia salud, ya sea física, espiritual o emocional.

Entonces, ¿cómo lidiamos con ello? A través de la fe. Vemos que Hebreos 11:1 señala que “la fe es la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve”, mientras que en Hebreos 11:6 se menciona que “sin fe es imposible agradar a Dios”. En otras palabras, la fe es la llave que tenemos para vivir en libertad, porque, aunque no veamos o no sintamos un avance, un cambio o un rayito de luz, decidimos confiar en Aquel que es fiel. Además, a través de la fe podemos descansar en Dios y en Sus promesas.

En lo personal, me encanta cuando la Biblia menciona a María de Betania, porque, cada vez que se la menciona, ella estaba sentada a los pies de Jesús. Aun cuando su pasado la atormentaba, cuando todo alrededor parecía haberse derrumbado, cuando la juzgaron por amar a Jesús, cuando el dolor por la muerte de su hermano inundó su corazón, ella permaneció a los pies de Jesús, porque sabía y conocía a quién había entregado su corazón y en quién había depositado su fe.

Reflexiona

- En medio de lo incierto, ¿en quién o en qué pongo mi confianza?

- ¿Estoy dispuesta a rendirme a los pies de Jesús, aun cuando no entienda el porqué o el paraqué de lo incierto?