Espejos en la Casa de DiversiónMuestra

La historia del hijo pródigo habla de un joven que eligió su propio camino. Volviéndose contra su padre, exigió su herencia y se fue, viviendo una vida de pecado y rebelión.

El pecado es como un espejo de la casa de diversión. Distorsiona nuestra visión de nosotros mismos, nuestra identidad y nuestra relación con Dios. Las elecciones del hijo pródigo afectaron la forma en que vio su valor, al igual que nuestras elecciones afectan la forma en que nos vemos a nosotros mismos.

Pero no tenemos que elegir pecar o seguir mirando ese reflejo distorsionado en el espejo de la casa de diversión. En cambio, podemos confiar en que la compasión y el amor de Dios hacia nosotros vuelve nuestros corazones y mentes hacia Él, recordándonos quiénes Dios nos llama a ser.

Entonces, ¿cómo te aferras a tu identidad dada por Dios? Requiere un cambio de dirección. La Biblia llama a eso arrepentimiento.

Piensa en el arrepentimiento como un cambio de sentido espiritual: dejas de correr hacia el pecado y las cosas que crees que te harán feliz y, en cambio, comienzas a correr hacia Dios.

Y cuando lo haces, encontrarás que Él también está corriendo, con los brazos abiertos, en tu dirección.

Reflexiona:

• ¿Alguna vez has permitido que tus errores o pecados te definan?
• ¿Hay un área en tu vida en la que necesitas arrepentirte?

Arrepiéntete:

Tómate un momento y acércate a Dios. Comienza a confesarle tu pecado y pídele a Dios que te muestre tus próximos pasos, cómo puedes cambiar de dirección y correr hacia Él.