ReconectandoMuestra

“Su gracia”

La palabra traducida como “gracia” en el Nuevo Testamento proviene de la palabra “charis” que significa “favor” y es usada alrededor de 108 veces en el N.T. Esto indica lo importante que es para el Señor esta palabra en nuestra vida. No hablamos de la gracia salvadora, ni la gracia como belleza física, sino de la gracia como una herramienta poderosa.

José compartió con su familia un sueño donde ellos se inclinaban hacia él y eso enfureció a sus hermanos, al punto de intentar matarlo (Génesis 37:28). Para el hijo menor de Jacob no había gracia ni favor en todo esto, más bien parecía el momento más oscuro en su vida. Pero a pesar de ello, la gracia depositada en José empezó a brillar en el lugar y en el momento menos esperado.

Cuando llegamos al lugar donde Dios quiere que estemos, entra en acción la palabra “gracia / favor” sobre nosotros. Esta gracia tiene 3 propósitos y lo vemos a través de la vida de José:

1. La gracia como “llave de bendición”. La gracia es la llave para alcanzar el propósito de Dios, es la llave espiritual que abre puertas humanas. Dios nos coloca en lugares donde solo Su gracia podrá abrir la puerta más grande y donde los lugares preminentes podrán ser alcanzables por Sus hijos.

2. La gracia como “Propósito e integridad”. No puede haber propósito sin visión, en Génesis 37:5 José tuvo un sueño importante cuando vivía con su familia. Una vez en Egipto cuidó su integridad a pesar del poder que le otorgó la gracia dada por Dios. Escapó de la esposa de Potifar, corrió y huyó para no ofender el nombre de Dios, y a pesar de esto, fue encarcelado. Muchas veces el precio de nuestra integridad será puesto a prueba.

3. La Gracia como “Respuesta de Dios para mi vida y mi nación”. Egipto iba a pasar una gran hambruna, pero el Señor ya venía entretejiendo un plan en la vida de José. Nada de lo que vivió fue en vano. Pero hay un punto importante en todo esto, el perdón de José hacia sus hermanos. La gracia es poderosa, pero demanda responsabilidad, sacrificio y sobre todo un corazón libre de resentimientos. Parte del proceso de reconectarnos con Dios amerita una sanidad integral, además de aprender a manejar con responsabilidad lo que Él nos ha entregado.

Cuando nos reconectamos y volvemos a Su presencia, Él nos coloca en el lugar indicado y Su gracia es suficiente para ejecutar Su plan, pero un corazón vengativo y rencoroso será impedimento para lograrlo.