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Jesús nos invita a mirar la forma en que Dios viste la hierba del campo, cuidando incluso de las flores silvestres que hoy están y mañana se marchitan. Si Dios se preocupa por esos detalles efímeros, ¿cuánto más cuidará de nosotros, hombres de poca fe?

Es tentador dejarnos llevar por la ansiedad y preocuparnos constantemente por lo que comeremos, beberemos o vestiremos. Pero Jesús nos recuerda que esos pensamientos dominan la mente de aquellos que no conocen a Dios. Nosotros, por otro lado, tenemos la certeza de que nuestro Padre Celestial conoce todas nuestras necesidades. No debemos angustiarnos por esas cosas terrenales, sino aprender a confiar en que Dios proveerá para nosotros.

La enseñanza de Jesús va más allá de prometer que seremos mejores personas o de ofrecernos el cielo como recompensa. No, Jesús nos llama a seguirlo para experimentar algo extraordinario: una fe tan grande y fuerte que supere todos nuestros miedos. Él nos lleva a un lugar donde nuestra confianza en Dios es tan sólida que no tenemos que temer a las circunstancias adversas. Es una fe que nos libera para amar a los demás, incluso a aquellos que nos han lastimado.

El miedo y la fe son incompatibles. Jesús nos invita a vivir sin miedo, confiando en que Dios está con nosotros en todo momento. Pablo, años después, nos recuerda que Dios hace que todas las cosas cooperen para nuestro bien, y que nada puede separarnos del amor de Cristo. Es posible vivir una vida con esa confianza y fe que supera cualquier temor.

Comprendo que este proceso no es fácil y que requiere un compromiso constante de seguir a Jesús. Incluso los discípulos tardaron en entenderlo por completo. Pero en medio de nuestra caminata, Jesús nos repite una y otra vez: "No tengas miedo, porque estoy contigo". Él nos guiará a ese lugar donde nuestra fe superará todos nuestros miedos.

Entonces, te animo a practicar la confianza en Dios en áreas específicas de tu vida donde tiendes a preocuparte. Deja que la promesa de Jesús en Mateo 6:30-32 resuene en tu corazón y te lleve a vivir sin miedo, confiando plenamente en el amor y el cuidado de nuestro Padre Celestial.

Recuerda las palabras de Jesús en Juan 16:33: "Les he dicho todo esto para que en mí encuentren paz. En el mundo tendrán aflicciones, pero anímense, porque yo he vencido al mundo". Confía en Jesús y permite que Su paz te acompañe en cada paso del camino.

Reflexiona sobre estas preguntas:

• ¿En qué áreas de mi vida encuentro dificultad para confiar en que Dios proveerá?
• ¿Cómo puedo cultivar una fe que supera el miedo y la preocupación en mi día a día?