BICHOS - Explorando los dones del Fruto del Espíritu SantoMuestra

Hoy quiero compartir contigo una reflexión que surge de un pasaje bíblico muy interesante. En Mateo 21:18-19, se relata el encuentro de Jesús con una higuera que, a simple vista, parecía tener hojas exuberantes, pero no daba ningún fruto. Jesús, en Su sabiduría, pronunció estas palabras: "¡Qué jamás vuelva a dar fruto!". Como resultado, la higuera se marchitó de inmediato.

Este relato nos invita a examinar nuestra propia vida y nuestra relación con Dios. A menudo, tendemos a enfocarnos en aspectos externos, buscando ser grandes y hermosos ante los demás. Sin embargo, el mensaje que quiero transmitirte es diferente: la verdadera importancia radica en ser productivos y fructuosos en nuestra vida cristiana.

Puede ser tentador buscar reconocimiento y admiración por nuestro aspecto exterior espiritual, mostrando una apariencia de piedad sin un verdadero compromiso y crecimiento en nuestra fe. Pero la lección que podemos extraer de la higuera es que, si nos contentamos con ser solo hojas vistosas, estaremos fallando en nuestro propósito fundamental.

En lugar de eso, te animo a que reflexiones sobre cómo estás dando fruto en tu vida cristiana. ¿Estás creciendo en tu relación con Dios? ¿Estás sirviendo a los demás y compartiendo el amor de Cristo de manera tangible? La apariencia externa puede engañarnos, pero la productividad y la fructificación auténtica son lo que realmente importa.

Así que te insto a que busques maneras concretas de crecer y dar fruto en tu vida espiritual. No te conformes con ser solo un adorno hermoso, sino esfuérzate por ser una persona que impacta positivamente en el Reino de Dios. Cultiva tu relación con Dios, nutre tu espíritu a través de la oración y el estudio de la Palabra, y busca oportunidades para servir a los demás con amor y compasión.

Recuerda que ser productivo y fructífero no siempre significa ser grande y hermoso a los ojos del mundo. Es más valioso enfocar nuestros esfuerzos en desarrollar un carácter piadoso, en cultivar relaciones auténticas y en hacer una diferencia real en la vida de las personas que nos rodean.

Preguntas de reflexión:

• ¿Qué significa para ti ser productivo/a y fructífero/a en tu vida cristiana?
• ¿Cuáles son algunas áreas de tu vida donde puedes enfocarte en dar fruto en lugar de buscar apariencias externas?