BICHOS - Explorando los dones del Fruto del Espíritu SantoMuestra

Jesús relata una historia acerca de un hombre que plantó una higuera en su jardín. Durante tres años, el hombre esperó ansiosamente que la higuera diera fruto, pero quedó decepcionado al ver que no producía ni un solo higo. Desalentado, decidió cortarla, ya que consideraba que solo ocupaba espacio en su jardín. Sin embargo, el jardinero intervino y pidió otra oportunidad para cuidarla y darle un trato especial.

Esta historia nos invita a reflexionar sobre los momentos de sequía y pruebas que experimentamos en nuestra vida espiritual. A veces, nos encontramos en etapas en las que nos sentimos estancados, como si no estuviéramos progresando en nuestra relación con Dios. Puede ser frustrante y desalentador, al igual que el hombre decepcionado con la higuera que no daba frutos.

Sin embargo, es importante comprender que estos momentos difíciles pueden ser parte de un proceso de formación y crecimiento en nuestra vida espiritual. Así como la higuera necesitaba más tiempo y cuidado especial para dar fruto, nosotros también podemos atravesar temporadas en las que se nos exige perseverancia, paciencia y confianza en Dios.

Es durante estos tiempos de sequía y pruebas que somos moldeados y fortalecidos. Aunque pueda resultar estresante y agotador, es en esas circunstancias donde aprendemos a depender más de Dios, a confiar en Su provisión y a desarrollar un carácter firme y perseverante.

Por tanto, te animo a reflexionar sobre tu propia vida espiritual. ¿Estás atravesando un tiempo de sequía o dificultades en tu relación con Dios? Reconoce que estos momentos forman parte del proceso de crecimiento y transformación. Puede que en este momento te sientas desanimado/a y sin fruto aparente, pero no pierdas la esperanza.

Confía en que Dios tiene un plan para ti y que te cuidará durante estas temporadas difíciles. Al igual que el jardinero en la historia, Dios está dispuesto a brindarte una oportunidad adicional, a cuidarte y a fertilizar tu vida espiritual para que puedas dar fruto en el futuro.

No te des por vencido/a en medio de las pruebas. Permítele a Dios trabajar en ti, fortalecerte y moldearte a Su imagen. Confía en Su fidelidad y en Su amor incondicional. Recuerda que incluso en los tiempos de sequía, Dios está obrando en tu vida de maneras que no puedes ver de inmediato.

Preguntas de reflexión:

• ¿Cómo reaccionas ante los tiempos de sequía y pruebas en tu vida? ¿Los ves como oportunidades de crecimiento o los evitas?
• ¿Qué lecciones puedes aprender de las plantas y su capacidad de dar fruto en tiempos de estrés y dificultad?