[Descubre los tesoros del Salmo 23] La casa del SeñorEjemplo

Somos las ovejas

En la literatura antigua, se hacía referencia a las ovejas como «las de las pezuñas de oro», porque se les consideraba y estimaba mucho por su efecto beneficioso sobre la tierra. Se comían las partes superiores de las plantas y dejaban las raíces, que hacían crecer a las plantas; se comían las plantas invasoras que no eran buenas para la tierra; pisoteaban el suelo; y luego fertilizaban la tierra, dejando tras de sí hermosos pastos nuevos.

A lo largo de las Escrituras, se describe a los seres humanos como ovejas y al Señor como nuestro Pastor. ¿Puedes considerarte una oveja de pezuñas de oro? ¿Te has preguntado alguna vez qué dejas atrás al vivir tu vida en la Tierra?

W. Phillip Keller se preguntó lo siguiente: «¿Dejo atrás paz en la vida o confusión? ¿Dejo perdón o amargura? ¿Dejo satisfacción o conflicto? ¿Dejo flores de alegría o frustración? ¿Dejo amor o rencor?».

¿Llevas la Buena Noticia a la gente, proclamando la paz y la salvación? ¿Qué siente o dice la gente cuando sales de donde te encuentras? A medida que Dios te va transformando, ¿esta vida transformada está dejando un hermoso pasto para los que vienen detrás de ti? ¿Fluyen de ti la bondad y el amor leal?

Nuestro Pastor nunca dejará de perseguirnos. Seguirá persiguiéndonos vigorosamente con su bondad y su amor leal en cada momento, de cada día por el resto de nuestras vidas. Somos conocidos por el Dios del universo. Nunca estamos fuera de su vista ni de su mano. Estamos bajo su cuidado para siempre. Podemos experimentar y estar seguros de este cuidado reconociendo que nuestro Pastor es nuestro Señor, que entregó su propia vida por nosotros.

¿Cómo me hace sentir el hecho de que el Señor me busque incesantemente? ¿Me siento indigno de ello o amado por ello? ¿Busco a los demás con la bondad y el amor leal de Dios?

Considera lo que estás dejando en la vida de los que te rodean. ¿Tu vida transformada está transformando para bien la vida de los demás?