Adoración en MateoMuestra
Adoración al Rey Sufriente
Mateo ya ha registrado 5 discursos de Jesús y más de 20 milagros. Se ha referido varias veces a Jesús como el cumplimiento de las Escrituras y ha proclamado 4 anuncios claros de parte de Jesús acerca de su muerte, mostrando así que es su voluntad el dar su vida por las ovejas (Jn.10:14-18). Faltan dos días para la pascua donde será entregado y Jesús sigue sentado a la mesa con sus amigos y discípulos.
Si tu Biblia tiene las palabras de Jesús en rojo, es fácil notar cómo éstas van menguando a partir de este capítulo. De hecho, Mateo narra el silencio de Jesús ante el concilio y ante Pilato en este camino hacia la cruz. Como dice el profeta: “Angustiado él, y afligido, no abrió su boca; como cordero fue llevado al matadero; y como oveja delante de sus trasquiladores, enmudeció, y no abrió su boca” (Is. 53:7). El sumo sacerdote le pregunta desesperado si Él es el Cristo, el Hijo de Dios, y Jesús declara: “ahora veréis al Hijo del Hombre sentado a la diestra del poder de Dios, y viniendo en las nubes del cielo” (Mt. 26:63-64). Este Cordero es el Señor de señores y Rey de reyes, nombre como ningún otro, preeminente en todo. Y sin duda, nuestra adoración responde a su gloria y majestad. Pero también a su sufrimiento y sacrificio.
Esta mujer se encuentra con Jesús en el camino a la cruz, por el relato de Juan, sabemos que es María, hermana de Lázaro. Y sin decir palabra alguna, ella derrama perfume sobre la cabeza de nuestro Rey enjugando sus pies con sus cabellos. Mateo nos muestra que él mismo y los discípulos no alcanzaban a comprender lo que Jesús había venido a hacer y, por lo tanto, consideraron un desperdicio la muestra de amor y honor de María. Sin duda, María estaba agradecida por las misericordias que había encontrado al conocer a Jesús. Y probablemente los discípulos lo encontraron innecesario o fuera de lugar. Pero Jesús lo atesora y testifica que este reconocimiento público apuntaba hacia su muerte y sepultura.
Hay mil maneras en las que Dios nos ha demostrado su amor. Pero hay una que nos rompe la cabeza y restaura el corazón: su sufrimiento, el desprendimiento voluntario, la renuncia deliberada. “Sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz” (Fil. 2:7-8). “Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros” (Rom. 5:8).
Hay incontables razones por las cuales agachar la cabeza, doblar nuestra rodilla y adorar a nuestro Dios. Y su sufrimiento es una de ellas. En Apocalipsis 5 hay un Cordero de pie, pero inmolado. Y esto provoca adoración: “Tú fuiste sacrificado y tu sangre pagó el rescate; el cordero que fue inmolado es digno de tomar el poder, las riquezas, la sabiduría, la fortaleza, la honra, la gloria y la alabanza”. Es por ese sacrificio que realmente podemos ser contados entre sus adoradores. Es por su herida que nosotros somos curados. Es por su muerte que nosotros tenemos vida. Es por su sepultura que podemos acercarnos a Él y derramar nuestra vida en reverencia y gratitud.
Escrituras
Acerca de este Plan
Después de Apocalipsis, Mateo es el segundo libro en el que más veces encontramos la palabra proskuneo (adorar). En la mayoría de sus usos en el N.T. vemos un reconocimiento público en respuesta al poder de Dios, acompañado de una expresión física de profunda reverencia hacia Él. Sigamos conociéndole y respondiendo en genuina adoración a través de este Evangelio.
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Nos gustaría agradecer a Semilla de Mostaza por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://www.semillamexico.com/sitio/