Creados con identidad, buena creación

La identidad te fue dada desde el momento en el que Dios pensó en ti. Él no te creó como una pieza más de la creación, Él te pensó y con detenimiento fue poniendo en tu diseño todo lo que necesitaba que tuvieras dentro de ti. Ya tienes identidad, no es necesario que la busques a tu alrededor. Es imposible saber las cualidades y el uso adecuado de un artículo sin tomar las referencias e indicaciones dadas por su creador; del mismo modo, no puedes saber de qué ni para qué estás hecho, si no te instruye Dios, tu Creador.

Desde el principio, fuiste creado para bien. Dios vio que era bueno. Sin embargo, hay un enemigo constante al acecho usando el pecado para desviarte de esa identidad, para hacerte creer todo lo contrario a lo que eres en realidad, para hacerte vivir de una manera totalmente distinta a la que debes, conforme a tu origen divino, hacer todo lo contrario a aquello para lo que fuiste llamado.

Es el pecado que ha separado al hombre de Dios, y ha hecho que la más maravillosa creación se esté convirtiendo en objeto de dolor, muerte, destrucción. Fuiste creado para producir cosas buenas, para gobernar, no para ser gobernado; para construir, no para destruir; para amar, no para odiar. Eres una buena creación del Padre.

No busques conocer quién eres, de qué, o para qué fuiste hecho en tu entorno natural. Ve a la Palabra de Dios, ve a Su presencia; es en Él donde descubres realmente para qué fuiste creado.

Oración

Mi petición de hoy al Creador es que te ayude a entender para qué fuiste creado, a conocer tu identidad en Él y vivir conforme a ella; sabiendo que eres parte de una buena creación suya.