Todo en Todas PartesMuestra

Escrito por Natalie, 16 años, de Winter Park, Florida, EE. UU.

¿Alguna vez, durante una noche de insomnio, has abierto la ventana y contemplado las estrellas? Después de entrecerrar los ojos ante su multitud centelleante, es fácil sentirse maravillado, pero extrañamente desconectado. ¿Cómo es posible que formas tan hermosas, gigantescas y luminosas nos parezcan tan diminutas vistas desde la Tierra? A simple vista, solo podemos ver una fracción muy pequeña, alrededor del 0,0000045%, de las estrellas de nuestra galaxia. Además, la luz que vemos, debido a su increíble velocidad, ¡en realidad es del pasado!

La otra noche, me encontraba sentado bajo las estrellas, preocupado por el futuro. El bachillerato no es fácil. Las tareas escolares, los grupos de amigos, las redes sociales, el "gran partido", los exámenes, las solicitudes para la universidad... estos factores estresantes parecen acechar en cada rincón. A la luz de la luna, decidí orar y encomendarle mis preocupaciones a Dios, tal como aconseja el autor de 1 Pedro. Esa noche, Dios me envió dos estrellas fugaces. La primera me recordó su cuidado, y la segunda me transmitió un mensaje reconfortante: el mismo Dios que mantiene las estrellas en su sitio también tiene nuestro futuro en sus manos. Aunque tal vez solo seamos capaces de ver una fracción de sus grandes planes, un simple anticipo de la luz que nos espera, podemos encontrar la paz confiando en Él.

Esta semana, cada vez que te sientas estresado por el futuro, dedica algo de tiempo a la oración, confiándole tus preocupaciones al Dios que realmente se preocupa por ti.